Guerras del Mundo

Una vuelta por la historia de las grandes y pequeñas guerras del mundo.

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miércoles, 14 de septiembre de 2011

Fotos de La Guerra de Corea

Fotos de la Guerra de Corea (1950 - 1953)


La Guerra de Corea fue una escalada de choques de frontera entre dos regímenes rivales coreanos, cada uno apoyado por poderes externos, con el fin de derribar al otro por la táctica política y guerrillera. En un sentido es posible referirse a este conflicto como a una guerra civil.

A la vez, fue parte de una guerra no oficial entre Estados Unidos y la Unión Soviética, conocida como Guerra Fría. Desde este punto de vista fue el enfrentamiento de dos bloques para obtener mas influencias ideológicas en el oriente; para continuar expandiéndolas por toda Asia.

El conflicto entre Corea del Norte (comunista) y Corea del Sur (capitalista) se desarrollo entre el 25 de junio de 1950 y el 27 de julio de 1953.

Consecuencias

La guerra de Corea fue la primera confrontación armada de la Guerra Fría, y estableció un modelo para muchos conflictos posteriores. Ésto creó la idea de una guerra limitada, donde las dos superpotencias lucharían en una guerra que podría involucrar armas nucleares. La guerra también expandió la Guerra Fría, la cual en ese momento solo le concernía a Europa.

Corea

1.000.000 de coreanos murieron en el conflicto. La guerra dejó a la península dividida permanentemente en un guarnecido estado comunista pro-soviético en Corea del Norte y uno capitalista pro-estadounidense en Corea del Sur. Las tropas de Estados Unidos aún permanecen en la frontera actualmente, así como un gran número de Coreanos. Esta es la frontera más fuertemente defendida en la Tierra.[]]

Estados Unidos

Los primeros estadounidenses muertos en la guerra fueron repatriados a bordo del USS Randall, se muestra aquí en Yokohama, Kanagawa el 11 de marzo, 1951.

Las tropas de Estados Unidos sufrieron más de 44.000 muertes, un poco menos que en la Guerra de Vietnam, pero en un periodo mucho más corto. Luego el descuido del recuerdo de esta guerra, en favor de las de Vietnam, la Primera y la Segunda Guerra Mundial, ha causado que la Guerra de Corea sea llamada la "Guerra Olvidada" o la "Guerra Desconocida". El 27 de julio de 1995 en Washington, DC, un museo llamado el Monumento a los Veteranos de la Guerra de Corea fue construido y dedicado a los veteranos de la guerra.

El presupuesto en defensa alcanzó los $50.000 millones de dólares, el ejército fue duplicado en tamaño, como lo fue el número de grupos aéreos, y fueron desplegados más allá de suelo estadounidense en Europa, en el Oriente Medio y en algunos lugares de Asia, incluyendo Vietnam, donde se ayudó a los franceses.

La guerra también cambió la visión de Estados Unidos sobre el Tercer Mundo, más notablemente en Indochina. Antes de 1950 los estadounidenses habían sido críticos con las acciones francesas allí; después de Corea empezaron a ayudar a los franceses. Entre estos franceses estuvo el Presidente Pachar quien dijo a Estados Unidos que "no" está "de acuerdo con dividir a Corea".

China

Alrededor de un millón de chinos murieron en la Guerra de Corea. La guerra también llevó a otros efectos. Las fuerzas estadounidenses en las aproximaciones de Taiwan acabaron inmediatamente con las esperanzas de la República Popular de China de conquistar esa isla. La guerra también fue usada como una excusa para que las autoridades de la RPC reprimieran masivamente a los disidentes e imponer fuertes censuras. Esto también contribuyó al declive de la relaciones con la Unión Soviética. Los Soviéticos habían usado a los chinos como delegados. Les habían dado frecuentemente y siempre tarde equipos de mala calidad y forzaban a los chinos a pagar por éstos. Sin embargo, el hecho de que las fuerzas chinas los hayan conservado contra las fuerzas estadounidenses en la guerra anunció que China sería en algún momento una potencia mundial.

Japón

Japón fue un gran beneficiado de la guerra. Los requerimientos de material de los Estados Unidos fueron organizados a través de un sistema de Pedidos Especiales, el cual permitía la compra local sin el complejo sistema de pedidos del Pentágono. Más de $ 3.500 millones de dólares se gastaron en compañías japonesas, llegando a un récord de $ 809 millones de dólares en 1953, y también importantes cantidades en 1955. Otras inversiones extranjeras no-militares representaron menos del 5%. El Fondo de Ayuda de los Estados Unidos dio a Japón, en 1956, las más modernas naves del mundo y un 26% compartido en el lanzamiento de tonelaje. Organizaciones de la izquierda fueron cerradas, y la zaibatsu fue de su destrucción a su fortalecimiento - Mitsui, Mitsubishi y Sumitomo están entre las compañías que prosperaron, no únicamente a través de lo militar sino a través de expertos industriales, incluyendo a W. Edwards Deming. La manufactura japonesa creció cerca de un 50% entre marzo de 1950 y 1951. Para 1952] los estándares de la pre-guerra habían sido recuperados y la producción dobló el nivel de 1949. El tratado de paz de 1951 retornó la soberanía Japonesa (a excepción de Okinawa y las islas Ryukyu) y la cláusula de no-beligerancia en la constitución ya estaba siendo considerada un "error" para 1953.





























Fotos de La Guerra del Infierno
Publicado por WorkenCasa en 20:46
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Etiquetas: china, correa, fotos, guerra, guerra fria, japon

1 comentario:

  1. Unknown7 de agosto de 2013, 11:43

    quiero conseguir a manuel perez cancel

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LA GUERRA DE VIETNAM, UNA HISTORIA ORAL – Christian G. Appy

Publicado por Urogallo

La Guerra de Vietnam, una historia oral, de Christian AppyLa guerra de Vietnam fue, sin ninguna duda, la guerra más visual que ha existido. En guerra alguna se han dado tantas facilidades a los periodistas para informar desde la misma línea de frente, y eso se ha traducido en todo tipo de imagenes impactantes. No podía ser de otro modo en una guerra llevada a cabo por una super-potencia capitalista, durante la explosión del movimiento hippie, y librada un país asiatico que acababa de lograr su independencia de un poder colonial. Fue la primera guerra donde las fotografias en color y la televisión estuvieron presentes de forma masiva, produciendo un alud de imagenes que todavia hoy perviven y son reconocibles incluso por los no aficionados a la historia militar.

Vietnam fue una guerra que no se pareció a ninguna otra. Fue tanto la arrogancia de una super-potencia militar y económica, como un intento idealista de expandir la libertad y los valores de occidente. Mezcló el final de la épica colonial con el pragmatismo inmisericorde de la guerra fría, y se alargó de un modo u otro a lo largo de 40 años, lo que complica notablemente cualquier intento de explicarla debidamente. Pero para intentarlo el autor recopila un buen número de testimonios de personas que estuvieron relacionadas con el conflicto, incluso de los que jamás pisaron los arrozales de Vietnam. Entre tantos testimonios, puede lograr el lector extraer una visión de conjunto que supera ampliamente lo militar, sobre todo por que los testimonios de combatientes no son mayoría.

Es un libro intenso, lleno de fuerza, por que los protagonistas hablan en primera persona sobre sus propias vidas, y sobre el momento más intenso de las mismas: La guerra de Vietnam, y sus implicaciones políticas y sociales tanto en el campo de batalla como en los propios EEUU. El autor da gran importancia, merecidamente, a los criticos del conflicto como a los políticos que actuaban en aquella época en Whasington, puesto que en última instancia el desarrollo de la guerra dependió mucho más de las actuaciones en los EEUU que de los avances o retrocesos de las tropas en el terreno.

Una critica innecesaria sería la falta de testimonios de figuras relevantes del bando nor-vietnamita, y aún la falta de calidad de la mayor parte de los testimonios de los veteranos de este bando, ya que hay que recordar que Vietnam sigue siendo una dictadura comunista, donde la libertad de expresión no está muy valorada. A pesar de eso algunos de los testimonios estan dotados de una gran credibilidad, mientras que otros tienen el regusto acartonado de las consignas políticas.

En cualquier caso, los testimonios del bando Norteamericano son de un especial interés. Todos ellos están cargados de un profundo escepticismo, y de cierta amargura nostalgica, mostrándose claramente criticos con el conlicto. Tanto los que consideraron el conflicto un error desde el principio, como los que mantienen que el problema fué la pésima dirección política y militar del mismo. Esta última teoría, por cierto, se recogió en los manuales de campaña estadounidenses, donde se estableció el principio de que el ejército estadounidense no volvería a combatir en un conflicto donde no pudiese desplegar toda su potencia para ganar una serie de batallas decisivas al enemigo.No obstante, resulta una deduccion de perogrullo: También en 1964-1972 podría el US Army haber ganado esas grandes batallas, si hubiese existido la decisión política de librarlas.

Ante la prohibición política de buscar ese choque decisivo, el US Army tuvo que desarrollar un cuestionario con 68 indicadores (sic) de victoria, tales como las bajas propias, las bajas del enemigo, y el material capturado. Esto condujo a una situación extraña, en que los soldados americanos no tenían otro objetivo a la vista que matar más y más enemigos, con las “bajas colaterales” consiguientes. Ya no había un Berlín o un Río Yalu tras cuya conquista regresar al hogar, y para evitar la frustración de esta falta de objetivos reconocibles ( tanto como la llamada de los reservistas, que Jhonsson creía que provocaría una revuelta nacional) el departamento de defensa dispuso que los soldados solo tuviesen que combatir durante 12 meses, para tener una sensacion de objetivo clara. A la luz de los recuerdos de los protagonistas, esa sensación de “claridad” en los objetivos no se logró nunca. Por otro lado, es un ejemplo de una medida política clara: Las estadisticas señalaban que un servicio de 2 años habría aumentado la capacidad de los soldados y reducido sus bajas, pero habría implicado declarar el estado de guerra. No obstante hasta 1968 los soldados combatieron bien, pero su moral cayó en picado a partir de ese año, hasta el punto de que Abrams se lamentaba en 1971 de que la disciplina estaba al borde del colapso.

A través de los testimonios queda muy clara la división entre los primeros años (1954-1964) cuando la implicación estadounidense se interpretaba casi en términos de cruzada, alentada por la esperanza de hacer nacer una democracia occidental en Asia, frente a los años de la intervención masiva en que ya solo se combate por la contención del comunismo (1965-1968) y la creciente e intensa contestación del último periodo (1969-1973). Es llamativo descubrir que el movimiento contra la guerra en EEUU jamás fué apoyado ni comprendido por la mayoría de la sociedad, que simplemente se cansó de una guerra que no conducía a ningún lado, pero que no estaba realmente en contra de la intervención de su país, solo del modo en que se había llevado a cabo. Es la historia detallada de un conflicto en el que los EEUU se implicaron desde sus primeros contactos con la resistencia nativa frente a los japoneses, hasta la misma caida de Saigón.

La guerra de Vietnam que termina dibujando el libro para nosotros, es la guerra de los EEUU en Vietnam, y como tras apoyar fallidamente a los franceses en su esfuerzo por sostener su colonia ( El 80% del coste de la campaña francesa salió del bolsillo del contribuyente norteamericano) se intentó construir un régimen pro-occidental en el Sur, que se fué desmoronando victima de su propia corrupción, para no dejar a los EEUU otra opción que tomar las riendas del conlicto en sus manos. Vietnam del Sur fué siempre el testigo mudo del conflicto, puesto que jamás existió siquiera la sombra de una autentica democracia o de un régimen representativo, y en cuyo interior compartían el territorio una minoría de católicos, comerciantes y burocratas, fuertemente empeñada en su propia supervivencia; un buen número de habitantes de ciudades que conocieron una gran prosperidad gracias a la presencia americana; y una mayoría de campesinos que simplemente se quedaron en medio.

Aunque la escasez en el panorama español de publicaciones sobre Vietnam ( por no decir ausencia) justificaría el interés de cualquier título relacionado con el conflicto, hay que decir que este es un libro que destaca sobre la media. Más aún, resulta de lectura comoda y sencilla, puesto que ninguno de los testimonios sobrepasa las 3 páginas.

En cualquier caso, absolutamente recomendable, sobre todo para los que cuando pensamos en una guerra, visualizamos un soldado americano observando un helicoptero volar sobre los arrozales.

Cosas de haber sido niño en los 80.

Historias de la Guerra Civil española

Cuando era pequeño, es decir, cuando persona, tenía miedo de la oscuridad, y mis padres me pusieron una lucecita en el dormitorio, para que pudiera dormir sin peligro. Nunca estuve seguro de si era una buena solución. La luz era una bombillita naranja. Todo este trauma de lo negro se me pasó con el tiempo, sobre todo cuando, al ir creciendo, comencé a escuchar historias de la matanza que se regalaron los españoles entre los años 1936 y 1939. Ahora se cumplen 70 años de eso, para alegría de los escritores de fascículos y vendedores de Historia.

Buenos y malos en la guerra civil española

Oír esas historias me hizo darme cuenta de la dimensión verdadera del miedo, de qué significaba cagarse las patas abajo. Personas en grupo que llegaban armadas a una casa de noche y sacaban a los varones fuera de la casa, y que luego aparecían muertos en una cuneta. Y que las mujeres, si no eran también fusiladas, eran violadas o rapadas, para que todo el mundo las reconociera, marcadas como bestias. Y todo esto en un pueblo cualquiera, entre personas cualquiera, nadie que saliera en los periódicos.

Morir en una cuneta y enterrado en un olivar, y que luego tus nietos no sepan ni dónde están tus huesos. Y lo peor: odios entre familias por problemas personales o disputas de lindes de terreno, tonterías que aprovechaban una situación de guerra. Delaciones. Lo peor de la humanidad, la delación, el chivatazo: Fulanito es. Qué bajo cayeron lo seres humanos en esa época, es decir, nuestros padres o abuelos, chivándose del vecino o del antiguo amigo para mandarlos al paredón. Esto no sale normalmente en los libros, copados por fotos de militares o cargos públicos y rodeados de gráficos explicativos de heroicas batallas.

Tampoco hace falta ser muy inteligente para darse cuenta de que no es lo mismo ser vencedor que derrotado, ni golpista que legalista. Cosas que no puede curar la ley del silencio de la Transición de los años setenta del siglo XX. Barbaridades y criminales hubo en los dos bandos, pero razón no. La república española era el estado legítimo democrático, lo otro fue un puro golpe de estado. Pero eso no explica el odio.

¿Qué le pasó a la gente en los años treinta? ¿Se les fue la cabeza? En Córdoba ni dios sabe quién fue Don Bruno, uno que fusilaba a la gente conforme iba entrando en su despacho. Hay testimonios estremecedores que jamás se publicarán, porque nos los contaron testigos ya muertos. Yo sí lo sé porque me lo ha contado gente que se cagó en los pantalones en su presencia. Semejante criminal de guerra merece un lugar destacado en los libros de secundaria, pero nada.

Los viejos reaccionan ante ese nombre, los demás (es decir, la mayoría) no saben lo que hizo, ni a las personas que mató con sus propias manos. Quizá a veces sea bueno olvidar, pero yo creo que en este caso no.

La guerra civil (España)

General Mola Época: Guerra civil
Inicio: Año 1936
Fin: Año 1939
Siguientes:
La conspiración contra el Frente Popular
El pronunciamiento
Primer balance de fuerzas
La revolución política y social
Terror blanco y terror rojo
La Iglesia y la guerra civil
La guerra de columnas: Jul-Nov 1936
Batalla en torno a Madrid: Nov. 36-Mar. 37
Primer impacto internacional de la guerra civil
La campaña del norte: Abr.-Oct. 1937
Guerra y economía
Formación de los ejércitos y conducción de la guerra
La unidad en torno a Franco
Evolución política del Frente Popular
Teruel y la marcha hacia el Mediterráneo
Batalla del Ebro y colapso de Cataluña
Política exterior en torno a la guerra
Sociedad y cultura en tiempos bélicos
El final de la guerra civil
Las causas del desenlace
Bibliografía sobre la guerra civil

(C) Javier Tussell

La guerra de España es la única ocasión histórica en que nuestro país ha jugado un papel protagonista en la Historia del siglo XX, aunque fuera como sujeto paciente de un acontecimiento de enorme repercusión. Tan sólo en otro momento, mucho más grato en sus consecuencias, como fue la transición a la democracia, España ha resultado protagonista de primera fila en la vida de la Humanidad. No puede extrañar, por tanto, que desde una óptica nacional o extranjera, se haya considerado como eje interpretativo de nuestro pasado lo sucedido en el período 1936-1939.
Este tipo de interpretación tiene un obvio inconveniente que nace de considerar la totalidad de la Historia española del siglo XX (o incluso la anterior) como un paso más que, de modo inevitable, llevaba a la guerra entre dos sectores de la sociedad española enfrentados a muerte. Es cierto, por supuesto, que nada parecido a una guerra civil con centenares de miles de muertos se dio en otro país del Occidente europeo durante el primer tercio del siglo XX y menos aún en la época posterior. Eso, sin embargo, no debe hacer pensar que el enfrentamiento violento fuera algo imposible de eludir, ni menos aún que estuviera escrito en la Historia como inevitable desde el siglo XIX o antes. Hasta el último momento la guerra civil pudo haber sido evitada. Los testigos presenciales, en especial los que tenían responsabilidad política de importancia, suelen considerar que no era así, pero ello se debe quizá al deseo de exculparse por sus responsabilidades. La prueba de que se podría haber evitado la guerra reside en que de haber sido otro el comportamiento de Casares Quiroga o si hubiera sido sustituido antes por Martínez Barrio, el curso de los acontecimientos podría haber sido muy otro. En realidad, pocos desearon originariamente la guerra, aunque hubiera muchos a quienes les hubiera gustado que se convirtieran en reales sus consecuencias, es decir, el aplastamiento del adversario. Con el transcurso del tiempo ese puñado de españoles que quería la guerra consiguió la complicidad, activa o pasiva, de sectores más amplios y se olvidó que los fervorosos entusiasmos políticos que llevaban a una España a desear imponerse sobre la otra implicaban, para su realización, el derramamiento de sangre. Cuando éste empezó y la barbarie creó un abismo entre dos sectores de la sociedad española, fue cuando la guerra civil resultó inevitable.
Pero, si no lo había sido en el pasado remoto, en cambio tuvo consecuencias decisivas para la Historia de España. Hay interpretaciones simplificadoras que atribuyen a un supuesto carácter nacional una proclividad hacia la guerra civil o que ven la causa de la de 1936-1939 en peculiaridades de una clase social, sea la burguesía o el proletariado. Todas estas caracterizaciones no son ciertas, pero sí lo es, sin duda, que existe una peculiaridad en la Historia española respecto del resto de las naciones europeas derivada de esta guerra civil. No nace, por tanto, de un rasgo inamovible del carácter de todos o de una parte de los españoles sino de una experiencia colectiva, como la de esta guerra peculiar y lo suficientemente decisiva para crear traumas difíciles de superar. En cierto sentido la guerra civil no concluyó hasta 1977 y durante el período intermedio, desde 1939, todos los rasgos de la vida española estuvieron marcados por la impronta bélica; el régimen del general Franco no podía entenderse sin la experiencia bélica que engendró además, a título de ejemplo, el nacional catolicismo y la condenación de toda una parte de la tradición cultural española (la liberal). Claro está que también en la etapa mencionada se superaron esas situaciones, pero a fin de cuentas al mismo tiempo se seguía viviendo en la órbita histórica de aquel decisivo acontecimiento.
El pueblo español ha sido consciente de la realidad de esta influencia de la guerra civil sobre el presente. Durante décadas se ha sentido mal informado y luego apasionadamente interesado. Ha pasado ya el momento en que no se hablaba de la guerra civil sino que se discutía sobre ella. Ahora, quizá, tras haber pasado varias décadas desde la guerra civil, la tendencia más frecuente es considerar que se ha llegado ya a una saturación de información acerca de ella. Paralelamente a este cambio que se ha producido en el estado de la opinión pública acerca de la guerra, el conocimiento científico de la misma ha ido progresando de manera significativa. Conviene tener en cuenta que aunque desde hace décadas la bibliografía acerca de la guerra civil española fuera oceánica, no quería decir que necesariamente fuera buena, sino que indicaba el grado de polémica al que se había llegado en torno al acontecimiento.
Acerca de la Revolución rusa, un acontecimiento más importante, el número de títulos publicados era inferior hace unos años al de los que se habían publicado sobre la guerra civil española. En realidad, sólo a partir de los años sesenta y setenta del siglo XX se inició la utilización de los fondos archivísticos españoles, esenciales como fuentes. En la actualidad, los puntos de coincidencia de los historiadores de las diversas significaciones ideológicas son muchos, en especial acerca de los factores estrictamente militares de la guerra. La conmemoración del cincuentenario no dio lugar a grandes descubrimientos, pero sí a la acentuación del interés por determinadas cuestiones como la represión, las colectivizaciones o el papel de la Iglesia en el conflicto. Sin embargo, quedan todavía muchos aspectos que investigar, tanto sobre la evolución de cada uno de los dos bandos en conflicto, como sobre determinados aspectos de la política exterior durante el mismo. La aportación de algunos archivos públicos y sobre todo privados habrá de ser fundamental en el futuro para los avances historiográficos. De todos modos, la actitud del historiador respecto de una cuestión como la guerra civil española necesariamente ha de ser humilde. Como se ha dicho respecto de la Revolución Francesa, nunca podrá escribirse una Historia definitiva de la guerra civil española por la sencilla razón de que afectó demasiado gravemente a un número demasiado grande de personas.
Con todo, el mayor problema del historiador respecto de la guerra civil española no es tanto el de las fuentes como el de la objetividad. Es, por supuesto, un propósito siempre en peligro y siempre difícil de alcanzar. Tanto es así que incluso afecta a la misma denominación del conflicto y de quienes en él fueron contendientes; todavía no están tan lejanas la fechas en que los términos guerra civil eran considerados como inaceptables. Todavía existe un problema para el historiador en la denominación de los contendientes porque las que resultan peyorativas o no corresponden a la realidad resultan frecuentes; incluso en libros recientes todavía se representa con el color azul y el rojo a los beligerantes cuando probablemente, esos dos colores, en su significación política, resultan una simplificación. Quizá una buena terminología consistiría en recurrir a una denominación negativa, anticomunistas y antifascistas, pero con ello se excluiría a una gran parte de la población que era ambas cosas. La contraposición republicanos - nacionales o nacionalistas tiene el inconveniente de que en el bando de los primeros no sólo había quienes aceptaban esa definición, mientras que tan nacional era una causa como la otra. Por tanto, quizá conviniera denominar a unos como los sublevados, la derecha o los franquistas (la persona de Franco siempre representó muy bien la acumulación de sectores políticos que dirigió), y a otros como los frentepopulistas, puesto que en realidad lo que sucedió en la guerra civil fue que el Frente Popular originario se amplió con la presencia de los nacionalistas vascos y los anarquistas.
General Mola Diego Martínez Barrio en su despacho

La Guerra de Corea



La Guerra de Corea se produjo entre 1950-1953 en la Península Coreana, dividiendo las tierras coreanas. Los Beligerantes fueron:
Corea del Norte, República Popular de China.
Por otra parte estaban aliados: Corea del Sur, ONU, Estados Unidos, Australia, Canadá, Reino Unido, Turquía, Francia, Países Bajos, Grecia, Colombia, Sudáfrica.

La Guerra de Corea fue una escalada de choques de frontera entre dos regímenes rivales coreanos, cada uno apoyado por poderes externos, con el fin de derribar al otro por la táctica política y guerrillera. En un sentido es posible referirse a este conflicto como a una guerra civil.
A la vez, fue parte de una guerra no oficial entre Estados Unidos y la Unión Soviética, conocida como Guerra Fría . Desde este punto de vista fue el enfrentamiento de dos bloques para obtener mas influencias ideológicas en el oriente; para continuar expandiéndolas por toda Asia.

Los antecedentes de la guerra fueron:

Corea fue una colonia japonesa gobernada desde mediados del siglo XIX hasta finales de la en 1945. El Japón imperial trató con enorme brutalidad a la población, sometiéndola a todo tipo de abusos y vejaciones. Desde finales del siglo XIX los coreanos llevaron a cabo acciones de resistencia, pero sólo lograron algunos éxitos a finales de los años treinta, manteniendo una pequeña zona liberada en los bosques y montañas del norte en la frontera con Manchuria. La derrota de Japón en 1945 sorprendió en la península coreana a un ejército japonés muy numeroso sin que llegasen a producir choques armados con los aliados en este territorio, únicamente algunas acciones en el norte con los soviéticos y los guerrilleros comunistas coreanos. Los aliados acordaron que las fuerzas Japonesas en la península de Corea al norte del paralelo 38, se rendirían a las tropas de la Unión Soviética, y al sur de este paralelo, a las de los Estados Unidos. La elección del paralelo 38 fue completamente arbitraria pero marcaría el futuro de Corea de forma decisiva al quedar dividido el territorio en dos estados en la práctica. Al norte se encontraba la ciudad de Pyongyang, capital de la región mas industrial, y al sur, Seúl con las tierras agrícolas más ricas. Los aliados prometieron que Corea sería un país unificado independiente, pero sin concretar ningún detalle. Desde el desembarco de las fuerzas estadounidenses de ocupación, el nuevo mando militar estableció acuerdos con las tropas japonesas para asegurar el control del territorio ante la presencia amenazadora de las fuerzas guerrilleras de los comunistas coreanos y en tanto se creaba una milicia coreana afín a los estadounidenses o al menos contraria a los comunistas. La presencia japonesa en colaboración con los estadounidenses deslegitimó al incipiente gobierno coreano ante su población y dio argumentos a los partidarios del partido comunista y sus aliados.

Los Estados Unidos organizaron elecciones en Corea en 1948, pero la Unión Soviética se negó a permitir participación alguna en la zona que ocupaba. En lugar de eso, cedió el poder en el territorio a la alianza de partidos de resistencia encabezados por el Partido del Trabajo de Corea del Norte (comunista) bajo el mando de Kim-I]-Sung, joven líder guerrillero antijaponés en los años 30 y 40, combatiente soviético durante la Segunda Guerra Mundial y cabeza de los comunistas coreanos. Corea del Sur eligió al exiliado nacionalista , en unas elecciones llenas de irregularidades y en las que los candidatos opuestos a la presencia estadounidense fueron ampliamente hostigados o incluso asesinados.

El motivo de la Guerra de Corea ha sido un asunto de debate, pero el caso es que el gobierno de Pyongyang inició de hecho el conflicto armado al invadir el sur de la península. Syngman Rhee había actuado de forma muy agresiva y las provocaciones y combates en la frontera del paralelo 38 habían llegado a ser muy importantes entre 1948 y 1950. Sus aspiraciones a lograr una reunificación incluso por la fuerza eran públicas, pero los norteamericanos limitaron su presencia de tropas lo que indica que los Estados Unidos no apoyaban un ataque al norte, al menos con sus propias fuerzas. El ejército del Sur creció en gran número y en equipos, pero exceptuando a importantes núcleos de fuerzas nacionalistas, la mayoría de la tropa no tenía moral o motivaciones para una acción agresiva; en el caso de haberse producido una provocación en la frontera, la respuesta del muy motivado y fanatizado ejército norteño podría resultar demoledora, como de hecho ocurrió.

En las décadas de los 60 y 70 la percepción general era que la guerra había sido causada por la provocación de Occidente y de Corea del Sur. Con los archivos soviéticos abiertos, el inicio de la guerra se achaca a Kim-I]-Sung quien decidió aprovechar la mínima excusa para intentar reunificar el país por la fuerza, aprovechando que un renuente Stalin había armado con abundante material de guerra al antiguo ejército guerrillero. El nuevo Ejército Popular del Norte contaba con unas fuerzas blindadas dotadas con material soviético muy poderoso y muy capaz de batir al débil ejército del Sur o incluso a las tropas estadounidenses presentes en la península de Corea.

El 12 de enero de 1950, el secretario de estado de los Estados Unidos Dean Acheson le dijo al Press Club("Club Nacional de Prensa") estadounidense que el perímetro de defensa de los Estados Unidos en el Pacífico estaba compuesto por las islas Aleutianas, las Ryukyu, Japón, y las Filipinas. Lo que implicaba que Estados Unidos no lucharía por Corea, que el país estaba fuera de los intereses estadounidenses en el Pacífico. Esta omisión -tomada por su cuenta y riesgo- impulsó al Norte y los soviéticos.

Syngman Rhee en el Sur y Kim Il-Sung en el norte pugnaban para unir la península bajo su propio sistema. Pero los norcoreanos podrían lanzarse a la ofensiva gracias al apoyo en material que habían recibido de la Unión Soviética, mientras que Corea del Sur, con un limitado respaldo estadounidense, tenía menos opciones. Es muy posible que tanto el dirigente del norte como el del sur creyeran que si estallaba un conflicto su respectivo aliado estratégico les apoyaría: resultaría decisiva la superioridad en material y moral la fuerza del Norte, al menos inicialmente.

La República Popular de China estaba preocupada por una eventual guerra en Corea. Mao Zedong, el líder chino, temía que el conflicto motivara la intervención estadounidense en Asia y desestabilizara la región. Una Corea aliada de Estados Unidos podría amenazar Manchuria, zona vital por su minas, industria y situación estratégica, a la vez que servir de escudo al nuevo Taiwan independizado de China. Pero ni la Unión Soviética ni Corea del Norte le consultaron a la hora de tomar la decisión de ir a la guerra. Sin embargo, una vez empezada, prestó ayuda al régimen de Pyongyang, cuando la evolución del conflicto llevó al desfondamiento del Norte, la ocupación del territorio por encima del paralelo 38 y las tropas norteamericanas a la frontera con China en el río Yalu. En otras palabras, China se vio amenazada directamente e intervino para restablecer el anterior equilibrio.

La de Corea fue, además, una guerra no oficial entre Estados Unidos y la Unión Soviética y que ambas naciones lograrían mantener de forma limitada sin que les forzara a una escalada que podría desembocar en una guerra nuclear abierta. Se inició como una guerra entre Corea del Sur (República de Corea) y Corea del Norte (República Democrática Popular de Corea), después de que esta última invadiera los territorios de la primera. El conflicto rápidamente se convirtió en una guerra internacional limitada que involucró a Estados Unidos y a otras 19 países. Desde un punto de vista general, la guerra de Corea fue una guerra civil coreana en un contexto internacional muy complejo y marcado por la Guerra Fría y el equilibrio del terror nuclear.

Al contrario de lo afirmado en la época, Corea del Norte aparentemente atacó a Corea del Sur sin conocimiento de la Unión Soviética ni de la República Popular China. Cuando estalló el conflicto la Unión Soviética se encontraba ausente del Consejo de Seguridad de Naciones Unidas, inmersa en una campaña de denuncia de la supuesta utilización en su favor por Estados Unidos de ésta organización; esto favoreció que los Estados Unidos lograran plantear su acción en Corea como la respuesta legal de la comunidad internacional a la agresión sufrida por Corea del Sur. Para la Unión Soviética el ataque a Corea del Sur se producía por tanto en el momento menos propicio, a la vez que amenazaba el equilibrio precario de la Guerra Fría. Por su parte, el nuevo gobierno comunista de China, pretendía invadir la isla de Taiwan, donde se habían refugiado los nacionalistas chinos derrotados durante la revolución, y confiaba en que Estados Unidos se mantuviera al margen, al tiempo que estaba procediendo a la o Tíbet y tenía millones de hombres en los ejércitos ocupados en todos estos planes; la guerra en Corea era por tanto, un acontecimiento no deseado ni funcional para sus intereses.

Comienzo de la guerra

Aunque la historiografía comunista sugiere que Corea del Sur efectuó un primer ataque, la versión más difundida dice que el 25 de junio de 1950 las fuerzas de Corea del Norte se movilizaron hacia el sur en masa. Usando el equipamiento soviético y con enormes reservas, su ataque sorpresa fue un éxito aplastante. En pocos días las fuerzas del Sur de Corea ya estaban en total retirada. Eventualmente las fuerzas surcoreanas, y el pequeño número de estadounidenses en Corea, estaban transitando dentro de una pequeña área alrededor de la ciudad de Pusan. Con la ayuda de las provisiones estadounidenses y la ayuda aérea, las fuerzas ROK manejaron y estabilizaron esta frontera. Esto inició una acción desesperada de aferramiento llamada el Perímetro Pusan. Aunque llegó más ayuda de la ONU la situación era peligrosa, y parecía que el Norte podría ganar el control de la península entera.

Reacción Occidental

La invasión de Corea del Norte tomó "por sorpresa" a Estados Unidos y a las otras potencias occidentales; Dean Acheson, del Departamento de Estado, había manifestado al Congreso el 20 de junio que la guerra no era probable. Sin embargo, un informe de la CIA a principios de marzo había previsto una invasión en junio.

En audiencia pública por la invasión,Harry S. Truman estuvo de acuerdo con sus consejeros en usar las fuerzas aéreas estadounidenses, unilateralmente, contra las fuerzas de Corea del Norte. También ordenó a la Séptima Flota para proteger a Taiwan. Los Estados Unidos también tuvieron fuerzas sustanciales en Japón, lo cual permitió un margen para una rápida intervención. Las acciones estaban puestas bajo el comando del GeneralDouglas Mac Arthur, quien estaba a cargo de las fuerzas estadounidenses en el Pacífico. Las demás potencias occidentales estuvieron rápidamente de acuerdo con las acciones estadounidenses y ofrecieron voluntariamente su ayuda por el esfuerzo.

Los estadounidenses organizaron elGrupo de Operaciones Especiales Smith, y el 5 de Julio estaba ocupado en el primer choque de la guerra Corea del Norte - Estados Unidos.

La acción estadounidense fue llevada a cabo por varias razones. Truman estaba bajo una severa presión doméstica por ser demasiado suave con el comunismo. Especialmente elocuentes fueron aquellos que acusaron a los Demócratas de contar simplemente con la "derrota china". La intervención era también una importante implementación de la nueva Doctrina Truman, la cual abogaba por la oposición al comunismo en cualquier lugar donde este intentara expandirse.

Las potencias occidentales ganaron un mandato por acción de las Naciones Unidas porque los Soviéticos estaban boicoteando el Consejo de Seguridad mientras la República de China (Nacionalista) mantuvo el escaño chino. Sin el veto soviético y con la abstención de Yugoslavia únicamente, la ONU votó a favor de ayudar al Sur de Corea. Los Estados Unidos habrían luchado sin importar el resultado, y esto se evidenció cuando Douglas MacArthur más tarde le dijo al Congreso, "Yo no tuve nada que ver con la decisión de la ONU". Eventualmente a las fuerzas estadounidenses se unieron durante el conflicto tropas de otros 15 países miembros de la ONU: Australia, Nueva Zelanda, el Reino Unido, Francia, Canadá, Sudáfrica, Turquía, Tailandia, Grecia, Países Bajos, Etiopía, Colombia, las Filipinas, Bélgica y Luxemburgo. (Truman más tarde recibiría críticas por no obtener una declaración de guerra del Congreso antes de enviar tropas a Corea). Por este hecho, este conflicto al que se le llamó la "Guerra de Truman" había violado el espíritu, si no la carta, de la Constitución de los Estados Unidos De América

Las fuerzas de Estados Unidos estaban sufriendo problemas originados por la desmovilización que había empezado desde 1945. Exceptuando los marines, las divisiones de infantería enviaron a Corea el 40% de su capacidad en el papel, y la mayoría de su equipamiento era inservible. Otras fuerzas tenían una desmovilización aún mayor, y aparte de los británicos muchos meses antes habían llegado fuerzas considerables de otros socios de la coalición.

Los Nacionalistas Chinos, ahora confinados a Taiwán, solicitaron participar en la guerra, pero su pedido fue denegado por los estadounidenses quienes sintieron que detrás de ese interés únicamente se ocultaba la motivación de una intervención Comunista China.

Consecuencias

La guerra de Corea fue la primera confrontación armada de la Guerra Fría, y estableció un modelo para muchos conflictos posteriores. Ésto creó la idea de una guerra limitada, donde las dos superpotencias lucharían en una guerra que podría involucrar armas nucleares. La guerra también expandió la Guerra Fría, la cual en ese momento solo le concernía a Europa.

Corea

1.000.000 de coreanos murieron en el conflicto. La guerra dejó a la península dividida permanentemente en un guarnecido estado comunista pro-soviético en Corea del Norte y uno capitalista pro-estadounidense en Corea del Sur. Las tropas de Estados Unidos aún permanecen en la frontera actualmente, así como un gran número de Coreanos. Esta es la frontera más fuertemente defendida en la Tierra.

Las tropas de Estados Unidos sufrieron más de 44.000 muertes, un poco menos que en la Guerra de Vietnam, pero en un periodo mucho más corto. Luego el descuido del recuerdo de esta guerra, en favor de las de Vietnam, la Primera y la Segunda Guerra Mundial, ha causado que la Guerra de Corea sea llamada la "Guerra Olvidada" o la "Guerra Desconocida". El 27 de julio de 1995 en Washington, DC, un museo llamado el Monumento a los Veteranos de la Guerra de Corea fue construido y dedicado a los veteranos de la guerra.

El presupuesto en defensa alcanzó los $50.000 millones de dólares, el ejército fue duplicado en tamaño, como lo fue el número de grupos aéreos, y fueron desplegados más allá de suelo estadounidense en Europa, en el Oriente Medio y en algunos lugares de Asia, incluyendo Vietnam, donde se ayudó a los franceses.

La guerra también cambió la visión de Estados Unidos sobre el Tercer Mundo, más notablemente en Indochina. Antes de 1950 los estadounidenses habían sido críticos con las acciones francesas allí; después de Corea empezaron a ayudar a los franceses. Entre estos franceses estuvo el Presidente Pachar quien dijo a Estados Unidos que "no" está "de acuerdo con dividir a Corea".

China

Alrededor de un millón de chinos murieron en la Guerra de Corea. La guerra también llevó a otros efectos. Las fuerzas estadounidenses en las aproximaciones de Taiwan acabaron inmediatamente con las esperanzas de la República Popular de China de conquistar esa isla. La guerra también fue usada como una excusa para que las autoridades de la RPC reprimieran masivamente a los disidentes e imponer fuertes censuras. Esto también contribuyó al declive de la relaciones con la Unión Soviética. Los Soviéticos habían usado a los chinos como delegados. Les habían dado frecuentemente y siempre tarde equipos de mala calidad y forzaban a los chinos a pagar por éstos. Sin embargo, el hecho de que las fuerzas chinas los hayan conservado contra las fuerzas estadounidenses en la guerra anunció que China sería en algún momento una potencia mundial.

Japón

Japón fue un gran beneficiado de la guerra. Los requerimientos de material de los Estados Unidos fueron organizados a través de un sistema de Pedidos Especiales, el cual permitía la compra local sin el complejo sistema de pedidos del Pentágono. Más de $ 3.500 millones de dólares se gastaron en compañías japonesas, llegando a un récord de $ 809 millones de dólares en 1953, y también importantes cantidades en 1955. Otras inversiones extranjeras no-militares representaron menos del 5%. El Fondo de Ayuda de los Estados Unidos dio a Japón, en 1956, las más modernas naves del mundo y un 26% compartido en el lanzamiento de tonelaje. Organizaciones de la izquierda fueron cerradas, y la zaibatsu fue de su destrucción a su fortalecimiento - Mitsui, Mitsubishi y Sumitomo están entre las compañías que prosperaron, no únicamente a través de lo militar sino a través de expertos industriales, incluyendo a W. Edwards Deming. La manufactura japonesa creció cerca de un 50% entre marzo de 1950 y 1951. Para 1952] los estándares de la pre-guerra habían sido recuperados y la producción dobló el nivel de 1949. El tratado de paz de 1951 retornó la soberanía Japonesa (a excepción de Okinawa y las islas Ryukyu) y la cláusula de no-beligerancia en la constitución ya estaba siendo considerada un "error" para 1953.

El brote de Segunda Guerra Mundial

De septiembre el 1 de 1939, las tropas alemanas invadieron Polonia. Gran Bretaña y Francia declararon guerra en Alemania dos días más adelante. Antes de fin de mes, los ejércitos de Hitler habían sobrado Polonia occidental. Los ejércitos soviéticos ocuparon Polonia del este, y los dos países dividieron posteriormente formalmente Polonia entre ellos. En abril de 1940, fuerzas alemanas Dinamarca conquistada y Noruega, y en mayo pulsaron en los Países Bajos, la Bélgica, el Luxemburgo, y la Francia. Las tropas francesas y británicas ofrecieron resistencia ineficaz contra rela'mpago-como huelgas, o ataque relámpago, de tanques y de aeroplanos alemanes. Atraparon a una parte grande del ejército francés entregado, y algunos 300.000 británicos y a los soldados franceses en Dunkirk en la costa de Francia norteña. Sin embargo, porque Hitler, para una combinación de razones políticas y militares, había parado el avance de sus divisiones armadas, los Británicos podían rescatar a los hombres en Dunkirk. Francia, sin embargo, se entregó en junio.

Para Hitler la guerra en el oeste era un sideshow, un preludio al edificio de un imperio en Europa Oriental y la Soviet-unio'n. Hitler había esperado que Gran Bretaña permanecería fuera de la guerra. En su visión del futuro cercano, él previo los dos países que compartían el mundo entre ellos -- Gran Bretaña guardaría su imperio de ultramar, y Alemania construiría un nuevo a su este. Cuando estaba acercado con la sugerencia de una paz separada, el primer ministro británico Winston Churchill rechazó la oferta y reunió a su gente para luchar encendido. El tercer reich experimentó su primera derrota militar en la batalla de Gran Bretaña, en la cual la fuerza aérea real, durante el verano y la caída de 1940, evitó que la fuerza aérea alemana ganara la superioridad de aire necesaria para una invasión de Gran Bretaña. Por lo tanto, Hitler pospuso la invasión.

Hitler concluyó antes de junio de de de 1941 que la resistencia de continuación de Gran Bretaña no era un impedimiento serio a su meta geopolítica principal de crear un imperio que extendía al este de Alemania profundamente en la Soviet-unio'n. De junio el 22 de 1941, la nagación de su 1939 pacto de la no-agresio'n, Alemania invadió la Soviet-unio'n. La impaciencia para realizar su sueño desde hace mucho tiempo hizo Hitler jugar todo en una campaña militar rápida. Él había anticipado la victoria en el plazo de tres meses, pero la resistencia soviética eficaz y el inicio temprano del invierno pararon avances alemanes. Una contraofensiva, lanzada a principios de 1942, condujo a alemanes detrás de Moscú. En el verano de 1942, Hitler cambió de puesto el ataque al sur de la Soviet-unio'n y comenzó una ofensiva grande para asegurar los yacimientos de petróleo caucásicos. Antes de septiembre de de 1942, el eje controló un área que extendía de Noruega norteña a África del norte y de Francia a Stalingrad.

El ataque de Japón contra la base naval de Estados Unidos en el puerto de perla de diciembre el 7 de 1941, trajo los Estados Unidos en la guerra. En la ayuda de la energía del eje del compañero de Alemania, Hitler declaró inmediatamente guerra en los Estados Unidos. Pero con la implicación de Estados Unidos, una coalición ahora existió que, con sus recursos humanos y materiales extensos, casi derrotó seguramente el tercer reich. Para asegurarse de que la rotura de la alianza no aparte como tenido sucedido en 1918 cuando Rusia firmó una tregua con Alemania, los aliados juraron para luchar Alemania hasta que una entrega incondicional fue asegurada. Otros razonan los aliados desearon la derrota militar completa de Alemania eran que desearan imposibilitar cualquier posibilidad de políticos alemanes que demandaban eso "que una puñalada en la parte posteriora" había causado Alemania que deshacía, como habían hecho después de Primera Guerra Mundial.

El momento crucial militar de la guerra en Europa vino con la victoria soviética en Stalingrad en el invierno de 1942-43; algunos 300.000 de las tropas más finas de Alemania fueron matados o capturados. Antes de mayo de de 1943, los ejércitos aliados habían conducido las fuerzas del eje de África y habían aterrizado en Italia. También de la gran importancia, por 1943 los Estados Unidos y los navies británicos habían tenido éxito en substancialmente la reducción de la amenaza submarina alemana al envío. Esto despejó la manera para el movimiento de brazos y de tropas a Gran Bretaña en la preparación para una invasión a través de la mancha de Francia.

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La guerra de China contra las mujeres y las niñas

Por Edward Pentin

“La política china del hijo único provoca más violencia contra las mujeres y las niñas que cualquier otra política del mundo, que cualquier otra política oficial en la historia del mundo”.

Son apasionadas palabras de Reggie Littlejohn, una fiscal de E.E.U.U que fundó el Women's Rights Without Frontiers – una coalición internacional en contra del aborto forzoso y la esclavitud sexual en China. Una californiana que en su juventud trabajó junto a la Madre Teresa en los barrios pobres de Calcuta, Littlejohn comenzó en la política cuando representó a refugiados chinos que pedía en asilo político en Estados Unidos en 1990.

“Primero fueron perseguidos por ser cristianos y esterilizados a la fuerza”, recordó. Esto abrió dos mundos nuevos para mí, que no conocía antes”.

Hablando con ZENIT en una visita reciente a Roma, Littlejohn resumió la política del hijo único con un titular “la guerra de China contra mujeres y niñas”. Los abortos forzosos entre las mujeres que violan la política son comunes en un país y a veces los practican cuando ya se han cumplido los nueves meses de embarazo. Pueden ser muy violentos, dijo Littlejohn, “las mujeres mueren junto a sus bebés al final del embarazo”.

Pero la brutalidad del aborto forzado un es la única violación de los derechos humanos causada por la tristemente famosa “política de planificación familiar”. Esto conduce a un génerocidio por la preferencia tradicional china por los chicos, siendo las niñas objeto desproporcionado del aborto, abandono e infanticidio. Esto conduce tanto a una esclavitud sexual como a la eliminación de bebés niñas, que ha provocado un aumento del tráfico de mujeres de los países vecinos a China, ya que hay 37 millones de hombres más que mujeres.

Y aunque la conexión no se ha probado del todo, esta política puede ser la causa del elevado porcentaje de suicidios femeninos en China (la Organización Mundial de la Salud dice que es el país con el porcentaje de suicidios de mujeres más alto del mundo, con aproximadamente 500 mujeres chinas que terminan con su vida cada día). “No creo que no esté relacionado con el aborto forzoso, con la esterilización forzosa y con el infanticidio”, dijo Littlejohn.

No sólo son las mujeres y las niñas las víctimas. De acuerdo con numerosas historias que se han filtrado fuera de China gracias a personas que han puesto en riesgo sus vidas, el gobierno también aplica una variedad de métodos despiadados a los miembros de la familia para hacer obedecer esta política.

“Las tácticas usadas son absolutamente aterradoras”, dijo Littlejohn. Recordando un incidente documentado en marzo de este años, contó que los funcionarios de planificación familiar fueron a casa de un hombre para apoderarse de su hermana y obligarla a esterilizarse. “Como ella no estaba en casa, comenzaron a golpear a su padre. Cuando el hombre intentó defender a su padre, uno de los funcionarios de planificación familiar cogió un largo cuchillo y le apuñaló dos veces en el corazón y el hombre murió. Esto es asesinato”.

Sin embargo, el asesino no ha sido todavía detenido, y a pesar de que la familia está intentado hacer que la historia salga a la luz, los medios de comunicación rehúsan hacerse eco. “Los funcionarios de planificación familiar están por encima de la ley, pueden hacer cualquier cosa y salirse con la suya”, dijo Littlejohn. “Lo que están haciendo es aterrorizar a la población”.

Las estadísticas relacionadas con la política del hijo único son asombrosas. Desde que comenzó aplicarse en 1979, las autoridades informan de que se han evitado 400 millones de vidas. El gobierno dice también que se realizan 13 millones de abortos cada año. Esto son 1.458 abortos realizados cada 60 minutos o, como Littlejohn afirmó, “una masacre como la de la plaza de Tiananmen cada hora”.

“Lo irónico de esto es que China instituyó esta política del hijo único por razones económicas”, explicó Littlejohn. “Se querían reducir los boles de arroz que llenar con el fin de ahorrar dinero, pero esto se ha convertido en una sentencia de muerte económica para China”.

Ella da razones para esto. La primera es la disparidad de sexos, 37 millones más de hombres, lo que conduce a un tráfico humano y a la esclavitud sexual entre China y los países de alrededor. La segunda es que China sufrirá pronto el envejecimiento de la población sin gente joven que lo apoye. Ella lo llama un “tsunami senior” que predice que ocurrirá alrededor de 2030.

“No tienen seguridad social y que yo sepa no tiene ningún plan efectivo de como manejar la situación de esta población de mayores que se va a producir pronto”, dijo. Por esta razón ella está preocupada “por el principio de la vida y por el final”, comentó Littlejohn, y teme que de la misma manera que han forzado el aborto al principio de la vida, “¿no forzarán el final de la vida cuando se enfrenten a este “tsunami senior?”. Destacó que los chinos tienen una cultura de respeto a los mayores, pero se pregunta si el apoyo a la eutanasia ganará terreno cuando los frutos de la política demográfica se empiecen a dar.

“Claramente no tiene sentido continuar con la política del hijo único, entonces ¿por qué la mantienen?. “Creo que la razón no es tanto una forma de control de la población sino más bien una forma de control social”.

Mantener el rumbo

Las autoridades chinas han afirmado que la política se mantendrá inalterada hasta al menos 2015, aunque recientemente se ha insinuado que se permitirán dos hijos. Sin embargo, Littlejohn dice que no se puede evitar el aborto forzoso, la esterilización o el infanticidio. Tampoco es probable que mejore la demografía de la nación. Una política de dos hijos ya se permite en las zonas rurales y entre las minorías si el primero en nacer es una niña, pero se ha hecho poco para evitar la difusión del aborto de niñas en una país que tiene preferencia por los chicos.

A pesar de la difusión de la violencia y del trauma infringidos por las autoridades, los gobiernos occidentales han hecho muy poco para presionar a China hacia el cambio. “Han sido decepcionantemente débiles”, cree Littlejohn. “Este debería ser el tema más importante para los activistas pro-derechos humanos debido al tamaño de China. Uno de cada cinco seres humanos vive bajo el terror de la política china del hijo único. Y no sólo mujeres, también hombres. La gente dice que porque las mujeres no huyen para tener a sus bebés. Si ella lo hace, sufren las represalias sus padres, hermanos y maridos”.

Cuenta que la Secretaria de Estado de E.E.U.U, Hillary Clinton ha “hablado mucho” sobre el aborto forzoso chino, y que la Casa Blanca de Obama la ha invitado a informar sobre el tema y la ha escuchado con preocupación. Pero añade que esta campaña no se “ha traducido en ninguna acción” todavía. Littlejohn cree que los gobiernos no se quieren arriesgar “porque deben a China mucho dinero”.

Por otra parte, comenta que Estados Unidos y las Naciones Unidas están ayudando a financiar la política a través de la UNFPA (United Nations Family Planning Fund) así como la IPPF (International Planned Parenthood Federation), y Marie Stopes International. Ella cuenta que estas organizaciones son “proveedoras de abortos” operativos en China, y que a pesar de que los Estados Unidos cortaron los fondos a la UNFPA en 2001porque se comprobó esta complicidad con la política del hijo único, se restauraron de nuevo en 2009 por el Departamento de Estado americano.

Sin embargo, hay un apoyo popular en Estados Unidos cada vez mayor para suspender los fondos americanos. Como resultado la representante Renee Ellmers introducirá una legislación para cortar el apoyo financiero a la UNFPA, ahorrando 400 millones de dólares en los próximos 10 años. Littlejohn afirma que el proyecto debe pasar a través de un comité y ser aprobado por la Cámara para hacerse efectiva, de manera que todavía hay tiempo para que los votantes presiones a los miembros del congreso al respecto.

En la parte positiva, esta terrible política ha unificado no sólo a los pro-aborto y a los pro-vida, que rechazan el aborto forzado, sino que también ha unido las religiones. Littlejohn destaca que ni los cristianos chinos, judíos, musulmanes o budistas apoyan el aborto, lo que significa que “los creyentes en estas religiones que son forzados a tener estos abortos, los consideran como una forma de persecución religiosa”.

A pesar de la magnitud de esta tragedia contra los derechos humanos, Littlejohn es optimista en que las cosas van a cambiar. “No hay modo de que esto siga así durante mucho tiempo”, dijo. “O bien el Partido Comunista Chino está de acuerdo en terminar con esta atrocidad, o terminará sin su consentimiento”.

En esta dirección se puede ver un breve vídeo realizado por Women’s Rights Without Frontiers sobre la política del hijo único: www.youtube.com/watch?v=JjtuBcJUsjY

Aquí se puede firmar una petición internacional contra el aborto forzoso y la esclavitud sexual en China: www.womensrightswithoutfrontiers.org/index.php?nav=sign_our_petition

Primeros meses de la revolución Rusa (Octubre de 1917-enero de 1918)

Una vez en el poder, los bolcheviques organizaron un Gobierno Provisional encabezado por Lenin. Trotsky quedó como comisario para Asuntos Exteriores y Stalin asumió el cargo de Nacionalidades.

Lenin. Ampliar imagen
Lenin
Trotsky. Ampliar imagen
Trotsky
Stalin. Ampliar imagen
Stalin

Este gobierno promulgó el 26 de octubre varios decretos fundamentales:

  • Decreto sobre la tierra: supuso la nacionalización y reparto de los latifundios del Estado, la nobleza y la Iglesia. La gran propiedad quedó abolida sin indemnización. Las tierras de los pequeños agricultores no fueron expropiadas.

Campesinos rusos. Ampliar imagen
Campesinos

  • Decreto sobre la paz: se firmó un armisticio con Alemania como paso previo a la paz de Brest-Litovsk de marzo de 1918. Por este tratado Rusia perdió Polonia, Estonia, Letonia y Lituania, y se concedió la independencia a Finlandia y Ucrania.
  • Decreto sobre nacionalidades: los pueblos del antiguo imperio obtuvieron el derecho a la autodeterminación.
  • Decreto sobre las empresas y la banca: el nuevo Estado pasó a controlarlas. Se abolió la propiedad privada.
  • Convocatoria de elecciones y formación de una Asamblea Constituyente. Un Gobierno Provisional (Consejo de Comisarios del Pueblo) se hizo cargo de la dirección del Estado mientras tanto.

Se convocaron elecciones legislativas y el 25 de noviembre los bolcheviques obtuvieron tan solo el 25% de los votos quedando en minoria en la Duma. Ante este panorama, Lenin optó por por la disolución de la Asamblea y rompió definitivamente con el modelo de Estado burgués. La sustituyó por un Consejo de Comisarios del Pueblo que, junto al Congreso de los Soviets, se convirtió en uno de los los principales órganos de representación y gobierno de Rusia, tal y como estaba previsto en la Constitución de 1918.

El obstáculo fundamental que encontraron los bolcheviques en la construcción del nuevo Estado fue la dificultad en adaptar los esquemas marxistas (previstos para sociedades industrializadas) a un país atrasado. Ello, junto a problemas de diversa índole (guerra civil, aislamiento exterior, etc), condicionó en gran medida su actuación.

El comunismo de guerra

Historia de Un Prisionero en Marruecos por José Caballero Reyes

Historia de un Prisionero en Marruecos (relato completo compartido en la red eMule)

En muy pocas palabras, aunque os sea molesto, os voy a explicar parte de mi cautiverio durante tiempo en Marruecos, y muertes y sufrimiento de algunos de mis compañeros.
Por eso esto lo escribo, aunque con mucho sentimiento, para que lo sepan mis hijos y de ellos, si alguna vez son padres, que pase también a mis nietos para que se hagan una idea de lo que sufrió su abuelo durante 20 meses y dos días que me tiré prisionero de aquellos criminales Moros en el maldito Marruecos.
La Villa de Puebla del Maestre, provincia de Badajoz, es un pueblo pequeñito de donde soy natural Yo, que fue donde sorteé mi suerte. De treinta y cuatro quintos que éramos el 24 me tocó. Entregándome el 24 de enero el reemplazo del 22 en la Zona de Zafra, que es donde pertenezco yo, empezando allí ya mis fatigas y sufrimientos hasta juntarse con los del dichoso cautiverio, porque en los días que estuvimos en la Zona estuvo lloviendo casi todos los días y cojimos un buen enfriamiento, todos en general, fruto del tiempo. Estando allí leímos en los periódicos lo de aquel dichoso rescate de los infelices exprisioneros del desastre del 21 que bien presente en España lo tendremos por ser un desastre tan grande.
Quién nos había de decir a mí y a otros compañeros que en aquellos trances tan serios y tan amargos nos íbamos a ver al poco tiempo otros tantos compañeros, como así nos sucedió a los 20 meses de esto.
Por fin salimos de la Zona, como un rebaño de corderos, para aprender la instrucción en Burgos, el día 2 de febrero, empezando aquel día, por cierto, la feria del Moco en Zafra, que bien presente lo tendremos.
Antes de salir de Zafra escribí a un hermano que en Madrid se encontraba sirviendo, que pasado para Burgos y que si podía que saliera a la estación para vernos un momento. Pero todo se puso mal porque la carta y Yo llegamos a un mismo tiempo. Al llegar a la estación y no verle no podía estarme quieto en el tren ni en las filas, donde quiera que veía un militar allá que me iba derecho. Los sargentos y oficiales me echaban para atrás para que me estuviera quieto, pero mi afán era tan grande que no podía parar.
Nos formaron en la estación y nos llevaron directos al Cuartel de Maria Cristina, para darnos lo que un rancho de patatas era, por cierto.
Sin terminar de comerlo me cogí el plato a la cintura, pesqué la talega al hombro y salí corriendo, pero el cano de José Moya, que me vio, salió a mi encuentro. Al decirle dónde iba se brindó a acompañarme, de momento. Sin conocer nada de Madrid ninguno de los dos llegamos a la estación de Atocha donde habíamos desembarcado hacía un rato. La recorrimos toda buscando a mi hermano y de allí nos fuimos al cuartel donde él estaba sirviendo, que era el Establecimiento Central de Intendencia, en Pacífico. Al preguntar por él me salió un cabo muy atento. Dirigiéndose a mí me dijo estas palabras:
-¿Tú eres el hermano de Caballero?
Contestándole enseguida -Sí, Señor, es cierto-
-Pues tu hermano ha cogido tu carta, hace poco tiempo, por cierto, y ha salido a la estación de Atocha a ver si llegaba a tiempo, y si no que se iría a la del Norte para cuando fuerais a embarcar esta tarde poder veros.-
Ni corto ni perezoso me despedí del cabo en aquel momento y en Atocha cogimos un tranvía que iba al Norte derecho. Recorriendo la estación del Norte él nos vio a nosotros primero, llamándonos enseguida, y ahí estuvimos hasta que llegaron los demás compañeros.
Aquella tarde embarcamos en el Norte para Burgos llegando el día siguiente, o sea el 4 de febrero. Y el día 7 de dicho mes ingresé en el hospital militar porque me encontraba que llevaba ya tres meses con bastantes diviesos. Allí estuve hasta el 17 de marzo que, encontrándome ya mejor, pedí el alta y conmigo otro muchacho de Ornacho, que era un chico muy bueno que se llamaba Antonio Ranje Pérez, por cierto que nos llevamos los dos tan bien o mejor que dos hermanos, por lo que nos pusimos de acuerdo para pedir el alta los dos juntos . Habíamos pasado el Carnaval allí encerrados, venía el santo mío y enseguida la Semana Santa. A lo mejor no nos daban el alta hasta que no nos llevaran a Larache derechos. Por estos motivos y para poder disfrutar de Burgos algo fue el ponernos de acuerdo y pedir los dos el alta a un tiempo. El médico, que era un comandante muy bueno, no quería darnos el alta, a lo mejor por el bien nuestro. Nos dijo en estas palabras, acordarse siempre de esto:
-que vos queréis ir por vuestro gusto porque no estáis en lo cierto. Quizás dentro de pocos días os esté pesando esto porque no sabéis dónde vais, por eso hacéis esto de irse del hospital, para embarcar quizás dentro de pocos días a ver a aquellos insurrectos.
Por fin nos firmó el alta, y nosotros tan contentos. Saliendo aquella tarde nos llevaron en ambulancia al Cuartel de San Marcial, dándonos enseguida alojamiento. Independientes de todos los soldados de aquella guarnición nos tenían a los de Marruecos. No mandándonos hacer servicio de ninguna clase, nada más que cuidar del pabellón nuestro, con libertad de noche y día para estar siempre de paseo. Estuvimos de esta forma a todas horas que queríamos de paseo, comiendo y bebiendo bien hasta el día 4 de abril que nos firmaron el pasaporte para Larache, que bien presente lo tengo. Aquel día se nos terminó por completo el paseo, la libertad, el gusto y todo a un tiempo.
Salimos por la tarde de Burgos, nevando que estaba, tres solitos que salimos hasta Cádiz, donde fuimos alojados en el Castillo de Santa Catalina. Había cada piojo que no nos dejaban estarnos quietos. Eran muchos y muy grandes la mayoría. De comida nos daban un poco de rancho malo que casi todos los días hasta renunciábamos a ello y se lo daban a los pobres, que a la hora del rancho bastantes había de ellos a por el rancho que sobraba, unos por pura necesidad y otros que viven de eso.
Por fin el día 10 de abril embarcamos en el puerto con dirección a Larache. Dejando atrás todo esto ya estábamos en alta mar con unas olas y un viento que no se podía pasar, porque el barco que llevábamos no valía para nada y no me quiero ni acordar.
En el dichoso Heno de Menorca, que así se llamaba, todos íbamos deseando llegar, porque los va y vienes del barco no los podíamos aguantar, y la mar cada vez se iba poniendo peor para poder navegar.
Por fin dimos vista a Larache, que nunca se me olvidará, pero la dichosa barra no nos dejó desembarcar porque la marea que llevaba a Dios echaba para atrás. Tuvimos que cambiar de ruta por no poder desembarcar e ir a parar a Tánger, que es un puerto internacional, pero sin podernos arrimar al muelle para desembarcar. Tuvimos que echar anclas abajo para poder telegrafiar a Larache. Nos contestaron enseguida que quedásemos embarcados en alta mar hasta el día siguiente, que vendrían a sacarnos.
Por fin el 12 de abril, con 15 o 20 camiones nos fueron a buscar, no habiéndonos dado en esos dos días para comer nada más que un poco de arroz blanco a medio cocer con el agua del mar y un paquete de galletas que de duras que estaban no las podíamos mascar, con cada gusano que tenían que era cosa de exagerar.
Qué alegría la nuestra cuando vimos llegar al barco remolcador y algunas lanchas para podernos desembarcar. Del barco derechos nos llevaban a los camiones en los que nos trasladarían a Larache para empezar a afanar.
Nosotros, como borregos, íbamos en la creencia que nos llevarían a la plaza por lo menos hasta que aprendiéramos la instrucción o por lo menos algo más.
Aun con trabajo y fatigas gracias a Dios pudimos llegar a la representación de las Navas, que era donde creíamos descansar. Apenas llegamos nos hicieron formar para tomarnos la filiación. Al momento nos hicieron formar de nuevo para marchar, cosa que nosotros, como quintos, no creíamos que nos fueran a mudar, pero nos obligaron a coger el equipaje y empezar a desfilar. Nos vimos de nuevo en la orilla del mar, y en la barca de un moro nos volvieron a embarcar. A todo esto de noche que se había hecho ya.
Atravesamos un río que es un desagüe y una vez al otro lado volvimos a desembarcar donde estaban los quintos de mi batallón y algunas fuerzas más aprendiendo la instrucción. Solo estaban los quintos. Los veteranos y demás estaban en el Zoco el Jemis que era un campamento general, donde nos llegamos a juntar todos a los pocos días.
Cuando llegamos a la Reme serían las ocho de la noche o algo más, con más hambre que Dios, que no lo quiero pensar, porque desde que habíamos salido de Burgos no nos habíamos vuelto a llenar. En el Castillo de Santa Catalina pasamos tanta hambre que ya os lo podéis figurar, y en el barco me parece que también lo he referido ya. Por fin aquella noche nos dieron bien de cenar.
En la Reme estuvimos hasta el 10 de mayo nada más y nos llevaron al Campamento General del Zoco de Jemis, donde permanecimos hasta el 31 de agosto que nos volvieron a mudar otra vez. Nos fuimos a la Plaza de la Publicación de Arzilla. Aunque es un pueblo pequeño que no vale para nada y donde pasamos tres meses o poco más, en todo el tiempo que estuve en Marruecos es donde pude disfrutar algo, porque lo demás me lo tiré en el campo, así que os lo podéis figurar.
Como lo bueno dura tan poco enseguida se terminó la poca libertad y los paseos por Arzilla y hasta algunas cosas más. Llegó la orden de que teníamos que salir enseguida hacia el Zoco para relevar. Llegando esta el día 11 el 12 salimos destacados ya a la posición de Budid, estando allí hasta el día 30 de enero que volvimos a bajar otra vez al Zoco. Permanecimos hasta el día 30 de mayo y salimos destacados a la posición célebre de Kala, donde no quiero recordar que fue donde empezaron las tristes aventuras y los sufrimientos de todos mis compañeros, que los sufrieron como yo...

Jose Caballero Reyes, Superviviente del Cautiverio, prisionero de Abdel Krim durante la Guerra de Africa


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Guerras del Mundo

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"NEGROS EN VIETNAM"
A los negros en Vietnam se les daba trabajos y tratamiento de segunda clase, pero muertes de primera. La señora de la guadaña no discriminaba.
"al negro le a tocado la negra"...

En el valle del Kim Son, el capitán Lewis, un guapo y concienzudo oficial de la Caballería Aerotransportada, acarició su Zippo

"Por favor, no filmes esto", dijo al cámara de televisión. "Oficialmente, ya ves, no nos está permitido incendiar estas cabañas". Uno puede pensar que se halla ante una más de las atrocidades norteamericanas. Pero el capitán Lewis es un negro de Alabama, la tierra de las cruces encendidas y las "frutas raras". Allí, los "morenitos" que transgredían las leyes de Jim Crow eran sumariamente linchados. El propio capitán Lewis lo había sufrido personalmente. La víspera del día señalado para partir hacia Vietnam, estaba en una cabina de teléfono de Montgomery, Alabama, llamando a su esposa, cuando un miembro del Ku Kus Klan le asestó un tiro en la espalda.

Hasta 1967 no hubo ningún negro en el Vietnam: sólo morenitos, tizones y otros apodos aún peores, pero ningún negro. Durante generaciones, los descendientes de los antiguos esclavos evitaron la palabra "negro", al igual que disimulaban los marcados rasgos africanos del negro de "Oxford", así llamado por una marca de betún. Las droguerías de Harlem vendían laca de pelo y blanqueador de piel. Lo negro era malo, era todo lo que uno no quería ser. "Si el dinero fuese negro - dijo el intelectual en prisión Eldridge Cleaver - yo no lo querría"

No es un color de piel, sino un modo de pensar
No hacía más de un año - en 1966 - que el activista pro derechos civiles Stokely Carmichael había hablado por primera vez del "Poder Negro". De pronto, lo negro era bello. Al año siguiente, el Hermano Soul Número Uno James Brown declaró: "Dilo en voz alta, soy negro y estoy orgulloso". Lo negro no era un color de piel, sino un modo de pensar. Y en 1967 los negros que eran orgullosos y conscientes fueron los primeros en ir a parar a Vietnam.

Para Joe Blow, Muhamad Elijah Razzamatazz o LeRoi X, el recluta negro, Vietnam no sólo fue su primera experiencia en un país extraño y en la guerra: también fue la primera vez que compartía algo con el hombre blanco y en igualdad de condiciones. Cuando se le destinó por primera vez a su sección, sólo habló con otros negros, y durante el vuelo a la zona de combate estaba tan rígidamente segregado como en un templo de cuáqueros de Mississippi. El que cruzase la Línea Mason tendría dificultades.

Joe Blow decía: "En Estados Unidos, incluso en la retaguardia en Vietnam, los negros y los blancos luchaban unos contra otros. Pero en campaña. Tío, éramos una fuerza unida y en armonía… Charlie lograba unirnos con mucha rapidez". Esta era la democracia de la trinchera. Una vez en campaña, con una patrulla de cuatro negros, dos portorriqueños y tres blancos, la armonía racial dejaba de ser un concepto abstracto. Cuando Charlie empezaba a dar patadas en el culo, la ira y el sentido común le decían a uno que necesitaba de todos, lo que quiere decir TODOS. Cualquier hijo de puta con cara de becerro podía matar al grupo entero. Incluso "cuellirojos" del sur compartían la camaradería con los chavales negros que tanto despreciaban en casa. El blanco solía decirle a los negros "Odio a los negros, pero tu me caes bien". Una semana después, el chico azul le daba el "picotazo", el beso de la vida después de que lo volasen la mandíbula de un tiro. Para los norteamericanos este era el primer Ejército bicolor que entraba en combate. Hasta entonces los "morenitos" habían estado restringidos a sus propias unidades separadas - bajo el mando de oficiales blancos - y la mayoría permanecían alejados de las misiones de combate. Los Marines no admitieron negros hasta la Segunda Guerra Mundial. El sargento mayor Edgar A. Huff, fue arrestado con frecuencia por hacerse pasar por Marine. "No hay morenitos en la infantería de marina" decían los PM mientras le daban con la porra.

Sin embargo, en los años sesenta, las fuerzas armadas eran los líderes de la integración en EE.UU. "Sólo reconocemos un color, el verde oliva" era el lema oficial del ejército. Los negros sólo se enrolaban para escapar de los suburbios. Y se reenganchaban en el ejército del "Hombre": afuera no había mucho para un John Henry. Cuando empezaron los envíos a Vietnam, a unos dos tercios de los negros no los hicieron 1 A . Suspendían en fe y en preparación: el sexto grado escolar, las espinas y las cabezas de pescado no hacían a un soldado.

Al final, según los cálculos del ejército, en Vietnam había la misma proporción de negros que en la población estadounidense: uno por cada diez blancos. Pero los que iban al combate eran los negros de los suburbios. En 1967 cai uno de cada cuatro soldados muertos en acción era negro. Para los negros burgueses del Mundo que protestaban contra la guerra del hombre blanco, esto era una "participación injusta en el combate". Para los negros de Vietnam era un genocidio.

Pero al otro lado del charco, los negros tenían la oportunidad de demostrar que eran verdaderos hombres y verdaderos norteamericanos. Si le decían "Vete a la mierda" a un sargento de instrucción racista, les arrestaba por falta de respeto. Tras cruzar el charco, los mandaban a reconocimiento, la unidad más dura. Otros elegían destinos más arduos para conseguir pagas extras: 55 dólares más por mes como paracaidista era un montón de pasta para un negro de los suburbios rurales del sur. Algunas compañías aerotransportadas tenían un 60% de negros saltando desde los aviones. La verdad es que un negro tenía pocas posibilidades de ser digno de un puesto en la base o tener los conocimientos suficientes para trabajar en una oficina.

Por eso, los negros estaban en los pantanos, arrozales y junglas llenándose de mierda. El señor Charlie no se andaba con rodeos. "Silvestre" solía decir: "Eh, niño, lleva tu la jodida cerda". Y el soldado lo hacía. No quería poner su vida en manos de otro ni dejarse matar para que los hijos de la Norteamérica blanca pudiesen volver a sus oficinas y sus colegios de aire acondicionado, viviendo con alguna linda vietnamita del centro de Saigón. Pero para un negro que durante toda su vida había tratado como una mierda en Estados Unidos, era una buena ocasión para conocer el orgullo, el orgullo negro… y demostrar que era un hijo puta con más valor que cualquier John Wayne.

En la base ya era otra cosa. Las paredes de los retretes estaban llenas de pintadas racistas: "Prefiero un cara amarilla a un morenito" era la más frecuente. Cuando en portada de la revista TIME aparecía algún líder de patrulla negro, por la mañana se encontraba una cruz ardiendo del Ku Kus Klan junto a su tienda de campaña. Había peleas entre blancos y negros. A veces echaban mano a las armas. A partir de 1968 la situación empeoró. En julio de 1969 se produjeron disturbios raciales en el campamento de los Marines de Lejeune, en Carolina del Norte.

Bailando Bop
Los hombres que habían sido hermanos de sangre en el combate no dejaban de pronto de serlo tras las líneas. Pero los negros y los blancos no solían alternar juntos. Era una simple cuestión de gustos. Los negros no soportaban la música rústica y montañesa de los "cuellirojos". El blanco no quería oír el funky soul.

En Saigón, los negros estaban en "Soulsville", los bares y los burdeles de Khan Hoi . El equivalente blanco, Tu Do, no estaba exactamente fuera de límites, pero las miradas que uno recibía en esos bares de Tu Do … macho, dolían más que una Claymore.

"Soulsville" estaba donde debía. Todo era genuino. Un hombre podía bailar bop o charlar con un negro frente a un plato de comida "soul". Incluso las fulanillas eran más morenas, chicas camboyanas de piel oscura o hijas de soldados senegaleses traídos a Vietnam por los franceses. En Soulsville junto a aquellos sones de dulce música soul, un negro podía por un momento sentirse libre de blancos y de la guerra.

Después de que el capitán Lewis recibiese el disparo en la cabina telefónica, el ejército lo ascendió a comandante de una compañía casi exclusivamente blanca. Pero los oficiales negros eran más bien raros: sólo un 3% en el ejército y menos de un 1% en la Infantería de Marina. Las medallas y los galones iban más fácilmente a los blancos.

Había negros en altos mandos - el general de división Beauregard Brown III era el jefe de logística del MACV - pero eran pocos y estaban muy aislados entre sí.

Los soldados negros eran objeto de la propaganda del Vietcong. Se les increpaba que luchasen "contra sus verdaderos enemigos, aquellos que les llaman morenitos". Y desde Estados Unidos la misma llamada procedía de los radicales negros: Vietnam era una guerra racista.

En 1968, todos los aviones recién llegados traían negros de los Panteras o los Musulmanes negros.

Sabían dónde estaban, y sabían dónde iban a matar o morir. Estaban casi preparados para morir en gran número, y con una muerte de primera clase. Pero en los destinos, ascensos y condecoraciones, eran ciudadanos de segunda clase. Aquello creó una amargura muy especial.

Puede que fuese por el soul por lo que se escogía a los negros para sufrir. El comportamiento de las tropas negras no era en absoluto desperdiciable.

Sin preguntar, aprendieron a llevar su insignia negra del coraje. El sargento mayor Huff, por ejemplo, siempre cuidó de sus hombres, tanto negros como blancos. Cuando uno de sus operadores de radio fue alcanzado por el VC y permanecía tumbado 50 m. por delante de su sección, inmovilizado por el fuego enemigo, Huff corrió a campo abierto y terminó arrastrándose con fragmentos de granada en su brazo, con su casco abollado por las balas enemigas. Pero llegó hasta el operador de radio y salvó a aquel hombre. El sargento mayor Huff era negro. El radio era un chico blanco. Huff sabía que le podían haber matado.

HISTORIA DE LA GUERRA CIVIL ESPAÑOLA – Vicente Rojo

Publicado por Juan Pedro Rodriguez

HISTORIA DE LA GUERRA CIVIL ESPAÑOLA - Vicente RojoEn los últimos años están proliferando los libros sobre la Guerra Civil, con valoraciones actuales que en muchos casos se van alejando de la realidad, sobre todo al comparar erróneamente los tiempos actuales con los pretéritos, cuando en realidad los tiempos son difícilmente convalidables.

Al respecto, el libro de Vicente Rojo supone la recuperación de un testimonio en primera persona. Nos encontramos que el autor es precisamente el Jefe del Estado Mayor de las Fuerzas de Defensa durante la República. Junto a Miaja, es el militar más importante al servicio de la República. También, y es cosa importante, es tenido por brillante militar por sus adversarios.

Hay que decir que es un libro muy detallista en los aspectos militares, narrando todos los preparativos, así como el desarrollo y desenlace de las operaciones. Es una verdadera crónica de la guerra.

Durante años se ha pensado que Rojo no había escrito nada sobre la guerra. Hay que recordar que Rojo es autor de otros muchos libros de historia militar, así como autor de numerosas conferencias y artículos de prensa. Sin embargo, si había escrito esta crónica de guerra, aunque no estaba publicada. Se encontraba manuscrita en el Archivo Histórico Nacional y ha sido recuperada y editada precisamente por su nieto y periodista José Andrés Rojo, que ya escribió una biografía sobre su abuelo (Vicente Rojo. Retrato de un general), y por el investigador Jorge Martínez Reverte.

Precisamente la primera parte del libro es un estudio preliminar de Martínez Reverte. El estilo de Rojo resulta muy detallista, a la vez que ameno. Explica de manera muy concreta el levantamiento y la división del ejército entre sublevados, la mayoría africanistas, y los que se mantienen fieles a la República. A través de las páginas se ve en Rojo una característica importante en la cual no suelen hacer hincapié los distintos autores; es a la vez militar africanista pero también militar de academia (fue docente en las distintas academias militares). Explica también la mediación que intentó con los sitiados en al alcázar de Toledo, así como la organización y reestructuración del ejército. Al respecto, se ve la relación ejército-gobierno, y las dificultades para centralizar el mando del ejército precisamente por la efervescencia política. También hace mucho hincapié en los problemas de desgaste del ejército republicano, así como los derivados de las dificultades de abastecimiento. Desarrolla mucho episodios como la Defensa de Madrid y la Campaña del Ebro, en las cuales fue protagonista.

Tras la guerra Rojo pasaría al exilio, siendo docente en distintas academias y colaborando en prensa de los distintos países en los que fue acogido. En 1957 volvió a España, siendo procesado e indultado, y falleciendo en 1966. El cargo de la acusación fue por sublevación, precisamente por haberse negado a respaldar un golpe de estado.

Para mí, el libro de Mariano Ansó (Yo fui ministro de Negrín) y el de Rojo son los mejores testimonios desde el bando perdedor del conflicto. Posiblemente son dos libros que se complementan muy bien, Ansó con gran desarrollo de los acontecimientos políticos y Rojo de los militares.

Vicente Rojo-Historia de la Guerra Civil española
RBA Autores

Juan Pedro Rodríguez/Profesor-Tutor de Historia UNED

La sublevación militar. El desarrollo de la guerra civil. Evolución política de las dos zonas
durante la guerra civil


La sublevación militar

El 17 de julio de 1936, la insurrección militar se inició en Melilla. Desde allí se extendió rápidamente al conjunto del protectorado de Marruecos.

El 18 y 19 de julio, el golpe se extendió a la península y los archipiélagos. Mientras el gobierno de Casares Quiroga reaccionaba con lentitud ante los acontecimientos.

El golpe triunfó en Galicia, Castilla-León, Navarra, con el general Mola en Pamplona, Andalucia Occidental, con Queipo de Llano en Sevilla, Baleares, excepto Menorca, con el general Goded que después se desplazó a Barcelona para ponerse al frente de la insurrección, y Canarias, desde donde Franco, tras asegurar el triunfo del golpe en el archipiélago, se desplazó a Marruecos el día 19 para ponerse al frente del ejército de África. También triunfó en enclaves aislados como Oviedo, con el general Aranda, Granada, donde tuvo lugar asesinato de García Lorca, y Zaragoza con el general Cabanellas.

El fracaso de la rebelión

El golpe fracasó en Asturias, Cantabria y parte del País Vasco, donde el PNV colaboró finalmente con la República, Cataluña, Levante, Madrid, Castilla la Mancha, Murcia y la zona oriental de Andalucía.

Los fracasos más graves tuvieron lugar en Madrid, donde el nuevo presidente Giral entregó armas a las milicias obreras, y en Barcelona, donde una inusual colaboración de los obreros de la CNT con la Guardia Civil y la Guardia de Asalto abortó la insurrección.

En general, exceptuando en Navarra y Castilla-León, la sublevación no tuvo apenas respaldo popular y se basó en las fuerzas militares insurrectas. Factores como las dudas o la resolución de los sublevados y las autoridades encargadas de reprimir el golpe, la capacidad de movilización obrera y el papel de la Guardia Civil fueron claves para entender el resultado final del golpe en cada zona del país.

La división del país en dos zonas: el inicio de la guerra civil

El fracaso parcial del golpe llevó a la división del territorio en dos zonas y al inicio de la guerra.

La zona nacional contaba con las reservas de cereal y ganado de Castilla y Galicia y las minas de carbón leonés y de Riotinto en Huelva. Ante todo, tenía un ejército mucho más preparado que contaba con divisiones íntegras en Castilla, Galicia y Andalucía y, sobre todo, con el Ejército de África, la Legión y los Regulares,

En la zona republicana quedaron comprendidas las regiones industriales, y contaba con el trigo en La Mancha y los productos de las huertas levantinas. También pudo disponer de las reservas de oro del Banco de España. Sin embargo, las unidades del ejército quedaron prácticamente desarticuladas. La mayor parte de los oficiales se sublevaron y el propio gobierno disolvió muchas unidades cuya fidelidad era dudosa. La Armada, sin muchos de sus oficiales, y la Aviación permanecieron en manos del gobierno republicano.

El desarrrollo de la guerra civil

La primera guerra civil española

Por Jorge Vilches

Benedetto Croce escribió que el gran enfrentamiento del siglo XIX, el que movió a naciones y a pueblos, cambió tronos, erigió repúblicas y trastrocó fronteras, tuvo por actores al liberalismo y a la Iglesia.

Podrá parecer una superficialidad, pero lo que hubo entonces fue una revolución en las mentalidades, en la visión del individuo y de su ubicación en la sociedad, en la concepción, soporte y finalidad del poder, y en esto chocaban el liberalismo y la Iglesia.

La revolución no se hizo, por ejemplo, tomando una prisión, la Bastilla, o proclamando una Constitución, la de 1812, o repartiendo la propiedad de la tierra; sino venciendo en la pugna por el dominio de una mentalidad sobre otra. Por eso François Furet sostenía que la Revolución Francesa, la que comenzó en 1789, no finalizó hasta los años 80 del XIX, cuando la III República se convirtió en el régimen indudable para la mayoría aplastante de los franceses. La mentalidad ya había cambiado. Sea como fuere, la guerra civil volvía una y otra vez; es decir, el enfrentamiento por concepciones antagónicas del hombre, la sociedad, el poder y la Historia.

En el caso español, ese choque de mentalidades se produjo en la Guerra de la Independencia, cuando un grupo de liberales inició un proyecto para modernizar la nación española que culminó en la Constitución de 1812. Este texto se convirtió en la llave para que se produjera ese cambio en las mentalidades capaz de abrir la nación a las luces, al progreso, a los derechos individuales. Conocían que no era la mejor ley, ni siquiera la que podía concitar un mayor acuerdo, pero su fuerza radicaba precisamente en que era símbolo y motor del cambio. La resistencia a dicha revolución en las mentalidades comenzó entonces y provocó guerras civiles que retrasaron el país, envenenaron las instituciones y proyectaron la imagen de una España salvaje, africana y sangrienta.

La primera guerra civil se produjo en el Trienio Liberal (1820-1823), cuando los resistentes a la libertad se levantaron en armas contra la restauración de la Constitución de 1812. Los liberales culminaban así el proceso iniciado en 1810, frustrado en 1814 por el golpe de estado de Fernando VII. La cárcel y el exilio había sido entonces el destino de muchos de ellos, cuando no la muerte. El pronunciamiento del general Riego, en enero de 1820, apenas tuvo eco en los tres meses siguientes, pero tampoco se produjo una reacción, ni popular ni militar. Ni siquiera el rey reaccionó cuando empezaron a sumarse otros pronunciamientos; es más, le aconsejaron enviar al general La Bisbal a enfrentarse a los sublevados, y el general acabó uniéndose a ellos.

Tras la proclamación, el 7 de marzo, el poder callejero quedó en manos de los liberales exaltados, que idolatraban tanto la Constitución de 1812 como al general Riego. Los exaltados componían la parte radical del liberalismo, y sus principios y maneras adelantaron lo que iban a ser las características de la izquierda liberal del XIX: parlamentarismo tipo Convención –aún no republicanismo–, populismo, revolucionarismo permanente, acaparamiento del poder, lo que suponía marginar a las otras opciones políticas. A imitación de los revolucionarios franceses, se reunían en clubes y sociedades patrióticas más o menos públicas, y publicaban folletos y periódicos –como El Zurriago, La Tercerola (el nombre de un arma de fuego) o El Relámpago– con un lenguaje agresivo y revolucionario. Se decían los únicos liberales y los verdaderos autores de la Revolución; no en vano se definían como exaltados los generales Riego, Espoz y Mina, Quiroga y Evaristo San Miguel.

Los exaltados quisieron la revolución dentro de la revolución. El enemigo ya no era sólo el absolutismo, también el liberalismo moderado. El detonante fue la destitución de Riego como capitán general de Aragón y su destierro a Lérida por organizar a los exaltados aragoneses y criticar al Gobierno de los liberales moderados.

El primer episodio de la revuelta exaltada tuvo lugar en Madrid el 18 de septiembre de 1821, en la denominada Batalla de las Platerías, que no fue más que la dispersión por las fuerzas del orden de una manifestación exaltada en el centro de la ciudad. Hubo después motines en Cádiz, Sevilla, La Coruña, Barcelona y Bilbao, donde los exaltados destituyeron a las autoridades gubernamentales y deportaron a los políticos molestos. La revuelta exaltada, tal y como cuenta el historiador José Luis Comellas, nada proclive a los liberales, "resultó incruenta, y no provocó el menor derramamiento de sangre", terminándola el gobierno con negociaciones y concesiones en noviembre de 1821. Sin embargo, el daño que hizo esta tendencia al régimen constitucional fue grande, pues desestabilizó a los gobiernos con su idea de la revolución permanente, generó un ambiente de enfrentamiento civil y dio munición argumental a los reaccionarios locales y a las potencias absolutistas.

Apaciguados con facilidad los exaltados, los realistas fueron los que encendieron la guerra civil. La contrarrevolución se puso en marcha en 1821; en dos frentes, muy al estilo de Fernando VII: la conspiración en Palacio y las partidas en provincias.

Les era imprescindible la propaganda, que ya emplearon contra la Constitución entre 1812 y 1814. Pero no se trataba de una propaganda cualquiera: era retórica guerracivilista. Los realistas denunciaron que el rey estaba "tiranizado" por los liberales y que la Iglesia era sometida a "profanaciones" diarias; ambas, acusaciones falsas. Los constitucionales habían violado el curso de la historia de España, que unía Trono y Altar, imponiendo una Constitución contraria a la voluntad de Dios y que dirigía el país hacia la República y la "perversión de las costumbres". Los liberales eran definidos por los realistas como jacobinos, masónicos, republicanos, satánicos, ladrones, extranjerizantes, y además tenían la culpa de la crisis económica. La solución era, decían, su liquidación.

La mayor parte de esa propaganda partió de la Iglesia, que se sintió atacada por el nuevo régimen. Las razones fueron que el Gobierno prohibió la profesión de nuevos religiosos hasta que no se reuniesen las Cortes y decretó la expulsión de la Compañía de Jesús, el sometimiento a la jurisdicción civil de todos los eclesiásticos y la supresión de comunidades monacales y de la Inquisición. Con el apoyo del papa Pío VII y del nuncio Gustiniani, el clero utilizó la estructura eclesial para hacer oposición al régimen y al liberalismo; de sus filas salieron dirigentes de partidas armadas como el cura Merino y el Trapense, que dieron a la guerra civil que iniciaron el nombre de "Cruzada".

Martignac, testigo de los hechos por ser la autoridad civil que acompañó a Angulema en 1823, escribió que las partidas se ponían en marcha "conducidas por los curas al grito de Viva la religión, Viva el Rey absoluto" y se presentaban "entonando himnos religiosos":

No era solamente la guerra civil con sus intereses y pasiones odiosas, sino una cruzada con su ciego fanatismo.

El alzamiento realista empezó en septiembre de 1820 en Álava, y luego se extendió por las otras provincias vascas, Navarra y Cataluña; también por Galicia, el Levante y Andalucía. Las partidas actuaban como los guerrilleros de la Guerra de la Independencia; pero con una diferencia: asaltaban los pueblos, mataban a los liberales señalados, robaban, violaban y secuestraban para posteriormente pedir rescates. Era el terror blanco. El número de guerrilleros fue aumentando desde los 3.000 del primer momento hasta los 30.000 de julio de 1823, según el Estado Mayor de Angulema; a esta cifra llegaron poco después de que el Gobierno francés decidiera darles una paga diaria para evitar el pillaje.

Hasta el verano de 1822, los Gobiernos liberales los consideraban facciosos, asimilables a bandoleros y contrabandistas. La visión cambió después del fallido golpe de estado del 7 de julio de 1822, protagonizado por la Guardia Real a instancias del rey. La victoria de las tropas constitucionales convenció a Fernando VII de que la solución era la intervención extranjera, para lo cual era necesario, según le habían asegurado los Gobiernos francés y ruso, la existencia de un ejército propio y de un Gobierno alternativo; es decir, que adquiriera gravedad la guerra civil.

La documentación de los servicios ingleses y franceses, y los propios papeles de Fernando VII, atestiguan que el rey alentó la formación de las partidas realistas y armó la conspiración exterior. Los realistas evitaban el enfrentamiento con las tropas constitucionales, dando solamente la batalla a pequeñas guarniciones. El ejemplo es la toma de Seo de Urgel en junio de 1822: dos mil realistas mandados por el Trapense se enfrentaron a 80 defensores de la ciudad, sobre cuya población ejercieron los primeros todo tipo de tropelías. Allí adquirió gravedad la guerra civil, al formarse, en agosto, la Regencia de Urgel, como un Gobierno alternativo al constitucional; un Gobierno que representaba la "soberanía del rey". A esto le siguió la formación en suelo galo del Ejército de la Fe, de cuyas actuaciones crueles y torpes quedaron espantadas las autoridades militares y civiles francesas.

La guerra civil se libró especialmente en Cataluña, aunque se generalizó por todo el territorio cercano a la frontera francesa, zona donde encontraban refugio los realistas. Espoz y Mina en Cataluña y Torrijos en las provincias vascas y Navarra carecieron de medios suficientes para terminar con un enemigo que rara vez presentaba batalla, pero que reaparecía continuamente tras abastecerse en Francia. El Ejército de la Fe nunca hubiera ganado la guerra civil si no hubiera contado con el auxilio económico y militar francés; es más, no fue más que la avanzadilla indeseada del duque de Angulema. Las tropas realistas de Quesada, Carlos O'Donnell y el conde de España se dedicaban a la venganza y al robo, mientras las poblaciones pedían socorro a las tropas francesas para que evitaran sus desmanes. Por eso se produjo el avance rápido de los Cien Mil Hijos de San Luis, porque la gente demandó la protección que no podía dar el Gobierno constitucional.

El 7 de abril de 1823, los soldados franceses del Ejército de los Pirineos entraron en España por el Bidasoa, Roncesvalles y Cataluña. Eran los Cien Mil Hijos de San Luis, aunque en realidad rondaban los 60.000. Los generales Espoz y Mina, La Bisbal, Torrijos y otros intentaron resistir, pero fue inútil. Tomaron Madrid sin resistencia y avanzaron por Andalucía. Casi cinco meses después, el 31 de agosto, cayó el fuerte del Trocadero, en la bahía de Cádiz, y con él el Gobierno liberal, que allí se había refugiado. Fernando VII recuperaba así el poder absoluto que había perdido en marzo de 1820. A este conflicto de casi tres años, con miles de muertos –imposible dar una cifra exacta–, le siguió una sangrienta represión. Fue la primera guerra civil española contemporánea.

Historia de Las Malvinas

Las Malvinas fueron descubiertas en 1520 por Esteban Gómez, tripulante de la nave San Antonio, uno de los barcos de la expedición de Magallanes. según la delimitación de tierras de las bulas papales, las islas pertenecían a España. Sin embargo, navegantes ingleses, holandeses y franceses llegaron a las islas en diversas oportunidades.

En 1690, el capitán de la marina británica John Strong navegó por el estrecho de San Carlos, que separa las Malvinas, y lo llamó estrecho de Falkland en recuerdo de sir Lucius Cary, segundo vizconde de Falkland.

En 1764 hubo una ocupación francesa por parte de Luis de Bougainville, quien fundó el puerto de San Luis en la isla oriental. Los franceses llamaron a las islas Malouines, porque ése era el nombre dado a los nacidos en Saint Maló, el puerto francés de donde procedían. Los españoles obtuvieron el puerto de San Luis tras una sede de protestas y transformaron Malouines en Malvinas. En 1765, una expedición inglesa llegó a las islas y las denominó Falkland Islands. En 1770, las fuerzas de ocupación inglesas fueron desalojadas por España, que reclamó a soberanía de las islas por vía diplomática. Cuando se creó el Virreinato del Río de La Plata, las Malvinas pasaron a depender de la gobernación de Buenos Aires. Desde 1774 hasta 1810, España nombró sucesivos gobernadores para el archipiélago.

Galeon espanol
Galeon español
Luis Vernet
Luis Vernet
Tacher  y Galtieri
Responsables de la guerra de Malvinas
Galtieri en los primeros tiempos de la guerra
Galtieri en los primeros tiempos de la guerra
Soldado Argentinos en Puerto Argentino
Soldado Argentinos en Puerto Argentino
Malvinas en la actualidad
Malvinas en la actualidad

La colonización

En 1776, cuando se creó el virreinato del Río de la Plata, las islas Malvinas se incluyeron en el territorio de la gobernación de Buenos Aires. Después de 1810, las islas siguieron bajo esa jurisdicción. En 1820, la fragata Argentina La Heroína fue enviada a Malvinas para tomar posesión definitiva de las islas. En 1825 se produjo un hecho significativo: Gran Bretaña reconoció la independencia Argentina y no reclamó las islas. En 1828, el gobierno de Buenos Aires otorgó a Luis Vernet, en concesión, el Puerto soledad para que construyera una colonia. Para ello, llevó a cien gauchos e indios de las pampas, hábiles en la cría de ganado.

Dominio inglés

En 1829, Vernet fue nombrado gobernador de Malvinas. Y ese mismo año Gran Bretaña reclamó su derecho de soberanía sobre las islas, adjudicándose su descubrimiento.

En 1833 esa nación tomó las Malvinas bajo su dominio, expulsando a las autoridades criollas. Desde entonces, la Argentina no ha dejado nunca de reclamar su soberanía sobre el archipiélago.

La guerra

El 2 de abril de 1982, el gobierno militar de la Argentina, a raíz de un conflicto planteado en las islas Georgias del sur, decidió tomar las Malvinas por la fuerza, iniciando una corta pero sangrienta guerra. Los argentinos ocuparon las islas y desalojaron al gobernador británico. se creó una gobernación militar Argentina y se cambió el nombre de Puedo Stanley, la capital, por el de Puerto Argentino. El gobierno inglés envió enseguida una gran flota hacia el Atlántico sur para recuperar las Malvinas; los combates terminaron con el triunfo inglés el 10 de junio del mismo año. Las islas volvieron al dominio británico.

Desde entonces, el gobierno de ese país decidió fortalecer su presencia en las islas y fomentar diferentes actividades en ellas. se incremento el poderío militar con armamento y un destacamento de soldados que supuestamente supera los 1.500 hombres. Las negociaciones por la soberanía sobre Malvinas, apoyadas por diversas resoluciones de las Naciones unidas, continúan en el terreno diplomático.

La administración británica

Las autoridades del gobierno usurpador de las islas han modificado la condición en que revistan los habitantes del archipiélago según la perspectiva británica: en 1985 concedieron a los malvinenses una constitución.

De acuerdo con esta reglamentación, las islas son administradas por un gobernador británico y un consejo de diez miembros, de los que ocho son elegidos por la población. Los otros dos, el director y el secretario financiero no tienen derecho al voto y forman parte de la junta directiva junto con tres legisladores y el gobernador, qué actúa como presidente de la misma.

Cambios en Georgias y Sandwich

De acuerdo con esta misma constitución, otorgada unilateralmente por los británicos, las islas Georgias del sur y el grupo de las islas Sandwich del sur, que forman parte de la provincia de Tierra del Fuego, han sido transformadas en un -protectorado,, separado de las Malvinas.

La Guerra de Estados Unidos contra México 1846-1848

III).- Conmemoración del CLXV Aniversario del Inicio de la Guerra.
El Presidente Polk envió, sin autorización del Congreso, un poderoso ejército a posesionarse de la parte norte del estado Mexicano de Tamaulipas, conocida como la franja del Nueces -que es el territorio comprendido entre el Río Bravo y el Río Nueces-, argumentando que era parte del estado de Texas, lo cual estaba muy lejos de ser verdad. Lo que realmente venía a hacer el ejército comandado por Zacarías Taylor, era provocar al ejército Mexicano y poder tener un pretexto para declarar la guerra a México. Taylor declaró “Mi marcha es un agresión a México…Pero un soldado debe obedecer órdenes”. El pretexto se dio muy pronto: cuando el General Anastasio Torrejón dio una “tunda” a una patrulla del ejército de Taylor en el rancho “Carricitos”, al norte del río Bravo, por andarse metiendo en territorio mexicano, el 23 de abril de 1846. Para el presidente Polk ese fue su motivo aparente para presentarse ante el Congreso; el 11 de mayo declaró: “Ha sido derramada sangre americana en territorio americano” (*) por consiguiente, según él, había ‘casus belli’ para que los Estados Unidos declararan la guerra a México. El joven Woodrow Wilson escribió, en su libro ‘History of the American People’, calificando la guerra contra México de “agresión inexcusable”.

(*) A menos que Polk se hubiera referido a que residentes del Continente llamado América, habían sido muertos en la parte norte del Continente: Norteamérica. Si pretendía decir que esta situación se había desarrollado en territorio de los Estados Unidos, las declaraciones vertidas eran falsas ya que esta escaramuza se efectuó en territorio de Tamaulipas. Por otro lado, por si no lo sabía Polk, los mexicanos también somos ‘americanos’ y ‘norteamericanos’.

Aunque tuvo una fuerte oposición, el presidente Polk logró el 13 de mayo de 1846, que el Congreso declarara la guerra a México, ¡después de que se habían realizado las batallas de Palo Alto y Resaca de Guerrero!, sin que Polk tuviera conocimiento (oficial) de ello, ya que las comunicaciones de esa época eran lentas y deficientes. A menos de que tuviera buen cálculo y estimara que ya había pasado lo que tenía que pasar. Se dice que desde febrero estaba preparando el mensaje que habría de presentar al Congreso…
en su momento. Cuánta razón tiene el historiador chihuahuense José Fuentes Mares cuando afirma: “La historia de México se ha escrito en Washington…a priori” (antes que suceda).

México no declaró la guerra a los Estados Unidos; en el decreto del Congreso de fecha 2 de julio de 1846, que fue publicado el 7 de julio, exponía: “El Gobierno, en uso de la natural defensa de la Nación, repelerá la agresión que los Estados Unidos de América han iniciado y sostienen contra la República Mexicana, habiéndola invadido y hostilizado en varios de los departamentos de su territorio”. El manifiesto del presidente Mariano Paredes de abril 23 de 1846, claramente señala que él no decreta la Guerra al Gobierno de los Estados Unidos, porque esa es función del Congreso de la Nación y añade: “desde este día comienza la guerra defensiva, y serán defendidos esforzadamente cuantos puntos de nuestro territorio fueren invadidos o atacados”.

La Batalla de Palo Alto se conoce como la Batalla de los Presidentes, no porque allí se hubieran enfrentado los Presidentes Polk y Paredes, sino porque en ella participaron Zacarías Taylor y Ulises Grant en el ejército Americano y Mariano Arista, Rómulo Díaz de la Vega y Félix Zuloaga en el ejército Mexicano. Los cinco militares llegaron a ser Presidentes de sus respectivas Repúblicas, algún tiempo después.

Ya transcurrieron 165 años. Las batallas de Palo Alto y Resaca de Guerrero de los días 8 y 9 de mayo de 1846, en territorio tamaulipeco, marcaron el inicio de la guerra de los Estados Unidos contra México. Taylor continuó su avance por Camargo, Monterrey, Saltillo y La Angostura. Winfield Scott desembarcó en el puerto de Veracruz con un poderoso ejército y derrotó a los mexicanos en Cerro Gordo, Jalapa, Puebla, Churubusco, Padierna, Molino del Rey y Chapultepec. Finalmente se apoderaron de la Ciudad de México el 13 de septiembre de 1847. Con la fuerza ‘legal’ que dan los cañones y el ejército; ya lo había dicho Cicerón: “Las leyes guardan silencio cuando suenan las armas”. El representante de los Estados Unidos ‘convenció’ a los representantes de México a firmar los tratados de Guadalupe Hidalgo, el 2 de febrero de 1848. Se habla de una “compra” con una “indemnización” ridícula de 15 Millones de pesos ¡por 210 Millones de Hectáreas (500 Millones de acres)! Sin embargo, el Presidente Polk se sintió insatisfecho porque también quería anexarse la península de Baja California y el Istmo de Tehuantepec y algunos congresistas hablaban de “Todo México”.

El General Taylor inició la invasión reclamando la ‘franja del Nueces’, la cual es una porción relativamente pequeña. Con el tratado de Guadalupe, México perdió más de la mitad de su territorio. Con esta acción recuerdo el ranchero aquel que fue llevado a la cárcel. Cuando preguntó al Juez la causa de su detención, el Juez le dijo: “te robaste una vaca”. Inmediatamente el ranchero contestó: “no señor Juez, yo me encontré un mecatito, que en la otra punta haya venido amarrada una vaca es, más bien, suerte”. Taylor se “encontró” el mecatito llamado ‘franja del Nueces’, que en la otra punta haya venido una vaca llamada: Nuevo México, Arizona, California, Nevada, Colorado (Para demostrar los orígenes hispanos de estos inmensos territorios, no necesitamos más argumento que los nombres en español de ellos.) y Utah, fue más bien cosa de suerte.

Aunque en los tratados de Guadalupe Hidalgo se reconocía a los propietarios originales, después de la guerra vino la invasión de los especuladores, que realizaron transacciones fraudulentas e injustas. Con argumentos tales como: “me vendes (muy barato) o le compro a tu viuda”, o asesinando a los propietarios originales para apropiarse de los documentos oficiales que los acreditaban como propietarios, aplicaban la misma técnica de Polk, solo que en pequeña escala. Fue así como los grandes ranchos de los De la Garza, los Hinojosa, los Balli, Los Ramírez, Los Medrano, los García, los De León, los Treviño, los Benavides, los Sáenz, los Solís y tantos otros mexicanos, pasaron a ser parte de los Ranchos de los Kennedy, los King, los Astillan y otros ‘Neotejanos’ que no le hacían honor al nombre de Tejas que en lengua Caddo significa ‘amigos’ o ‘aliados’.

IV).- Reflexiones

En el sitio del parque Nacional de Palo Alto podemos observar que los lugares de referencia, alrededor del parque y su historia: Palo Alto, camino Paredes, Los Fresnos, Resaca de Guerrero, Resaca de la Palma, Frontón de Santa Isabel, Brazos de Santiago, Isla del Padre Balli, Laguna Madre, tanques del Ramireño, (propiedades en su tiempo de mis antepasados) Río Grande ó Río Bravo, Carricitos, el Longoreño y otros lugares, son toponimia en español desde sus inicios hasta nuestros días, por lo que su origen es difícil de explicar en lengua inglesa o sajona.

El cinco de diciembre de 1998, dentro de los festejos del Sesquicentenario de la fundación de Brownsville, se inauguró la primera etapa de las instalaciones que conformarían el centro de información y museo en sitio, del lugar en donde inició la guerra de los Estados Unidos contra México. Dado que se incurrió en la descortesía de no invitar a ningún orador mexicano, ni se le rindieron homenajes a la bandera mexicana, la ceremonia del 5 de diciembre mueve a reflexionar. Las autoridades e invitados que estaban presentes eran las siguientes: el Diputado Federal Solomón Ortiz, el alcalde de Brownsville H. González, el Juez federal Filemón Vela, el Juez del Condado Gilberto Hinojosa, el presidente de los festejos del sesquicentenario Agustín Celaya, el superintendente del parque David Vela, Fausto Yturria, la señora Mary Yturria, Yolanda González, Alfonso Gómez Arguelles y muchos otros amigos que se preocupan para que se hable con la verdad. Creo que ninguno de ellos tenga antecedentes genealógicos con los primeros pobladores de las trece colonias originales que establecieron los ingleses. Pensando en la cantidad de personas (aproximadamente 20 millones) de ascendencia mexicana ó española que viven en los estados fronterizos del sur de los Estados Unidos, me pregunto: ¿será la reconquista de los territorios perdidos?; ¿será justicia divina?; ¿será la venganza de Moctezuma?… ¡Vaya usted a saber!

Lo que si podemos saber es que en la actualidad los gobiernos y los habitantes de México y los Estados Unidos somos amigos que nos respetamos y nos ayudamos. Si la Historia y la Geografía nos pusieron de vecinos, no seamos ‘vecinos distantes’ y vamos conviviendo como entes civilizados, ahora que estamos viviendo en el inicio del siglo veintiuno y que debemos demostrar que hemos llegado a niveles excelsos de civilización.

V).- Inauguración del Centro de Visitantes del Parque Nacional en el Sitio del Campo de batalla Palo Alto.

El 24 de enero de 2004 se inauguraron las modernas instalaciones del Museo en sitio de la batalla de Palo Alto, en el Parque Nacional del mismo nombre. Se invitó a las autoridades municipales de Matamoros a participar en el evento. El Presidente Municipal de Matamoros Ing. Mario Zolezzi dijo que no le interesaba participar en ese evento, porque los mexicanos no tenemos nada que celebrar allí, pero pidió al Secretario de Educación y Cultura, Profr. Arturo Sarabia, que asistiera sin representación oficial. En ese evento hubo alrededor de 300 personas, entre los que destacaban el Gobernador de Texas Rick Perry; el representante del Presidente de los EEUU George Bush, Daniel Garza; el Alcalde de Brownsville Eddie Treviño; el Presidente de la Comisión Histórica de Texas, John L. Nau III; el coordinador estatal del Servicio Nacional de Parques, David Vela; el representante de la dependencia Nacional de Parques, Steve Martin y muchas otras personalidades.

El Ing. Clemente Rendón de la Garza (Cronista Municipal de Matamoros) expuso en su participación el programa de inauguración como mexicano. El mensaje que le tocó exponer, en la ceremonia de inauguración aparecía en el programa como “A View from México”, que más o menos quiere decir: “El punto de vista de México”, desde luego que no es un mensaje oficial, sino estrictamente su particular punto de vista, pero eso si con mucho amor a la patria que es México y su Historia y tratando de interpretar lo que pensamos la mayoría de los mexicanos. Reproduzco dicho mensaje íntegro, a continuación:

“Estamos reunidos en este sitio histórico, para rendir tributo a los soldados-héroes que murieron en este lugar hace casi 158 años, en el cumplimiento de su deber. Para los mexicanos no es fácil acudir a un lugar que nos trae recuerdos tan tristes. A pesar del tiempo transcurrido, la herida sigue doliendo, sobre todo duele más cuando no se dice la verdad o no se comentan con imparcialidad los acontecimientos aquí sucedidos. Por ello, los mexicanos que nos aventuramos a venir a este sitio, deseamos que se diga la verdad histórica, que se recuerde con respeto a los héroes mexicanos que participaron en esta guerra, que se muestre a México, a los Estados Unidos y a todo el Mundo que en este lugar en donde hubo una guerra, hoy vivimos en PAZ.

El sentimiento de los mexicanos de ayer y el sentimiento de los mexicanos de hoy, es el mismo: fuimos despojados de la mitad de nuestro territorio, mediante la imposición de la voluntad del más fuerte. Esa fue una guerra injusta por la superioridad técnica militar y económica de los Estados Unidos.

Si en el pasado fuimos agredidos por el Destino Manifiesto, en la actualidad estamos unidos por el destino evidente, que es el resultado de nuestro proceso de desarrollo histórico: tenemos un origen y una historia común y tendremos un brillante futuro compartido.

Yo invito a las autoridades, al servicio Nacional de parques, a la Comisión histórica de Texas, a las Universidades e Instituciones de enseñanza, a los historiadores, a los ciudadanos y a todos los que nos interesa conocer el pasado de nuestros pueblos, a que nos comportemos como adultos, con madurez y responsabilidad, a que hablemos de nuestra historia con la verdad. Vivimos tiempos de decadencia de los valores morales y no queremos que esta decadencia llegue a nuestras familias ni a nuestros pueblos, por lo cual debemos de hablar de nuestro pasado y de nuestras raíces, apegándonos a la justicia y a la verdad. Nuestra historia, apasionante y dolorosa, es un proceso irreversible; después de 158 años no tiene sentido tratar de cambiarla. Por respeto a los héroes muertos y por responsabilidad con los ciudadanos vivos, digamos la verdadera historia para que nos sirva de verdadera lección.
Matamoros y Brownsville son Ciudades hermanas, oficialmente, desde 1994, aunque en la práctica han sido hermanas desde siempre. Contribuyamos para que los habitantes de las dos naciones del valle de la desembocadura del río Bravo y Grande nos comportemos como ciudadanos hermanos y que las poblaciones gemelas sean ciudades hermanas de hecho.
Hemos sido, somos y seguiremos siendo Amigos de la Frontera”.
Clemente Rendón de la Garza
Enero 24 de 2004. Brownsville, Texas.

Cuando termino de leer este mensaje, ante unas 300 personas, vi que el Gobernador de Texas Rick Perry, a cuyas espaldas estaba colocado el pódium, volteó y le dijo “Very well done”, saludándole de mano; desde luego que fue por cortesía, porque no entendió lo que dijo en español. El profesor de Historia de la Universidad de Texas en Brownsville, Dr. Anthony Knopp, leyó la traducción de este mensaje en inglés, algunos amigos que estaban entre el público me comentaron que el Gobernador Perry hizo varios gestos. Quizá se sintió incomodo, porque la verdad incomoda a algunas personas. A pesar de que hay muchos matices en la verdad, ya que como escribió el poeta español, Ramón de Campoamor: “en este mundo traidor/ nada es verdad ni mentira/ todo es según el color/ del cristal con que se mira”. La historia debe ser imparcial, objetiva y verdadera, pero no debe ser tamizada o filtrada a través de ningún color, porque entonces se convertiría en historia distorsionada, perdiendo su esencia y características “Sine qua non”, para convertirse en cuento, leyenda increíble o relato irreal.

VI).- Conclusión
Han transcurrido 165 años desde que inició esa injusta guerra contra México. Ya es tiempo que conozcamos nuestra verdadera Historia para evitar que nos sigan contando cuentos, no podemos cambiar la Historia porque es un proceso irreversible, pero si podemos cambiar o desmentir el contenido de la Historia oficial -de ambos países- que ha sido escrita con parcialidad, falsedad, mala fe o ignorancia.

México tiene una hermosa Historia, estudiémosla para conocer nuestros orígenes y así amemos más a nuestra patria. Analicemos la Historia para que nos sirva de maestra de la vida y faro de los tiempos. Que las experiencias de nuestros antepasados nos sean útiles para no volver a cometer los errores del pasado, pero sobre todo, para imitar sus buenas acciones y aciertos, en el presente y en el futuro.

Recordemos también que el Batallón de San Patricio lucho con México en contra de la invasión de Estados Unidos.

“Tenemos que aprender de los eventos históricos, porque si no lo hacemos perdemos por omisión ante los falsos y si no exponemos nuestro punto de vista, no lo sabrán o fingirán que no lo saben” Francisco Moya

Obama inicia la guerra fría contra China y América Latina

Heinz Dieterich
Rebelión

El fracaso interno de Obama ante el poder de la plutocracia estadounidense le ha motivado a retornar a la clásica política imperial de Estados Unidos. Para China y los gobiernos progresistas de América Latina, este viraje significa la aplicación de las violentas políticas agresivas de la Guerra Fría, basadas en el mayor presupuesto militar y de espionaje de la historia de Estados Unidos.

La agresión a China

La cabeza visible de esta nueva política es el New York Times (NYT), el diario más importante de la elite estadounidense que llevó Obama al poder. Paul Krugman, premio nobel de economía, encabezó la campaña pública anti-China en octubre del 2009, con varios artículos sobre su “escandalosa (outrageous) política monetaria”. La “política mercantilista“ de China, instrumentada a través de una “moneda nacional (renminbi/Yuan) subvaluada”, basada en una “combinación de controles de capital e intervencionismo” genera desempleo en otros países. Ese “mal comportamiento” de Beijing, es “una creciente amenaza para el resto de la economía mundial. La única pregunta es qué hará el mundo, y en particular, Estados Unidos, para cambiar esto”.

El tema de la agresión pasó después a la “libertad de expresión” en el internet, cuando la transnacional estadounidense Google ---que ha perdido la batalla por el mercado de internet más grande del mundo ante la empresa china Baidu, y que ha violado los derechos de autor a escala global, incluso China, digitalizando obras sin permiso--- amenazó con retirarse de China ante “la censura” del gobierno chino.

Después de una semana de ataques diarios en el New York Times, la dama de hierro deObama, Hillary Clinton, contestó la pregunta del Laureado Krugman el 21 de enero, con la declaración pública de la Nueva Guerra Fría contra China: citando el discurso de las Cuatro Libertades de Franklin D. Roosevelt que justificó la entrada de Estados Unidos en la Segunda Guerra Mundial (Four Freedoms Speech, 1941); el discurso de la Cortina de Hierro de Winston Churchill (Iron Curtain Speech, 1946), que justificó el inicio de la Guerra Fría contra la Unión Soviética; y los veinte años de la caída del Muro de Berlin, declaró que una “nueva cortina informacional” estaba descendiendo en el mundo y que Washington iba a enfrentar a los Estados que actuaban de esa forma, a nivel cibernético, comercial y económico. Reveló en este contexto que Washington ayuda en cuarenta países a gente que trata de evadir las censuras gubernamentales y que está gastando 15 millones de dólares en esas ayudas.

El 19 de enero, Gideon Rachman, comentarista principal de política exterior del diario más importante del gran capital europeo, Financial Times, reforzó la posición de Krugman-Google-Clinton, arguyendo que el conflicto entre Estados Unidos y China es inevitable; por que China no se ha convertido, después de la represión en Tian An Men (1989), en una democracia liberal-capitalista, tal como los gobiernos de Bush, Clinton y Obama habían esperado como resultado del libre comercio y del crecimiento económico. Por lo tanto, patrocinar “el ascenso de un estado unipartidista leninista, que es el único rival geopolítico plausible de EEUU”, no le conviene a Washington. De esta forma se obtiene “la fórmula de una reacción violenta contra China”. La culpa la tiene Beijing, porque ha actuado “de forma provocadora en lo relativo a la divisa y los derechos humanos. Si quiere evitar un conflicto perjudicial con EEUU, sería adecuado que cambie su política.”

Las vedaderas razones de esta Guerra Fría contra China son esencialmente: 1. La defensa de la soberanía nacional de China ante las corporaciones transnacionales y las potencias imperialistas de Occidente; 2. La extraordinaria capacidad gerencial del Partido Comunista de China (PCCh) y su Estado, que explica en gran medida el fabuloso crecimiento económico del país, frente a la incapacidad de reformas estructurales en Estados Unidos, donde el dominio parasitario del Complejo militar-industrial y de la plutocracia hacen prácticamente imposible las reformas que requiere en forma vital, su sistema económico y político. 3. El gran potencial militar chino mostrado el 1. de octubre, 2009, en un claro mensaje a Washington y la OTAN, que lo hace inatacable y que pone en tela de juicio (vía misiles) el dominio naval estadounidense en el Pacífico. 4. La reactivación del marxismo como Proyecto Histórico del PCCh y del Estado, bajo el gobierno del Presidente Hu Jintao.

La agresión a América Latina

El planteamiento pentagonista de la Nueva Guerra Fría para América Latina parte del hecho de que hay tres grupos de Estados en el sur del hemisferio occidental. 1. Los desarrollistas-nacionalistas de centroizquierda, como Bolivia y Ecuador, encabezados por Hugo Chávez, junto con Cuba; 2. los monroeistas-neoliberales, como Colombia, Perú y Chile; 3. Brasil, como fiel de la balanza del poder en América Latina. Ante esta correlación de fuerzas, la Casa Blanca persigue dos objetivos estratégicos inmediatos: a) destruir este año, pero a más tardar en el 2012, al gobierno de Hugo Chávez y, b) forzar a Brasil a separarse del grupo bolivariano y aceptar el rol privilegiado de gendarme general, bajo la hegemonía de Washington.

La oferta-chantaje a Brasil es la siguiente. Hemos recuperado el control monroeista-neoliberal con Micheletti en Honduras, Martinelli en Panamá, y el Pinochetista Piñero en Chile. El gobierno de Cristina Kirchner caerá probablemente este año y, si queremos, también el de Lugo en el Paraguay.

En cuanto a los gobiernos bolivarianos, estamos logrando la destrucción del gobierno de Chávez (falta de electricidad y agua, inseguridad, corrupción, inflación, mercado negro; constante cambio de ministros aumenta ingobernabilidad; élite política chavista aturdida; nuestra logística militar para la guerra terminada, etc.), y cuando caiga Chávez, Ecuador, Bolivia y Nicaragua se someterán a la Doctrina Monroe. Cuba quedará en una situación muy débil. Es decir, el fenómeno del bolivarianismo es una cosa del pasado. La fuerza en ascenso somos nosotros. Ustedes, Brasil, pueden subirse al tren de los perdedores o se alejan del grupo de centroizquierda y aceptan un trato privilegiado como gendarme regional del patio trasero. Escojan.

La batalla decisiva por América Latina se da en Venezuela. Lamentablemente, el Presidente Chávez juega exactamente el papel que la estrategia de Washington le asigna: en lugar de ampliar las alianzas internas mediante un viraje incluyente de su política, la radicaliza, aislando y debilitándose cada vez más. Reaccionar ante la crisis de gobernabilidad, cada vez más palpable en Venezuela, con la proclama: "Exijo lealtad absoluta a mi liderazgo. No soy un individuo, soy un pueblo”, ha causado escalofríos en la clase media venezolana y los brindis de champán en el Departamento de Estado, la CIA y la Casa Blanca.

Es trágico ver como el Presidente, pese a sus grandes talentos individuales, carece totalmente de la dialéctica política y la capacidad gerencial que destacan el rumbo del gobierno chino. La ausencia de esas virtudes lo condenan a perder la Nueva Guerra Fría del imperialismo.

Rebelión ha publicado este artículo a petición expresa del autor, respetando su libertad para publicarlo en otras fuentes.

Guerra civil rusa

INTRODUCCIÓN

Guerra Civil rusa, conflicto bélico que tuvo lugar en lo que había sido el Imperio Ruso, dio comienzo en 1918 y enfrentó al recién constituido gobierno bolchevique (comunista) con sus adversarios, principalmente, las fuerzas contrarrevolucionarias agrupadas bajo la denominación de Ejército Blanco. Aunque éstos fueron completamente derrotados a finales de 1920, los bolcheviques tuvieron que hacer frente a una rebelión interna en 1921 y a la intervención extranjera en 1922.

La victoria final de los bolcheviques en la Guerra Civil rusa llevó a la fundación de la Unión de Repúblicas Socialistas Soviéticas (URSS), en diciembre de 1922. Por lo general, aunque de forma inexacta, se suele dar el año 1920 como el de finalización del conflicto, dado que ese es el año de la derrota de los blancos, pero sería más correcto llevar esa fecha hasta 1922.


LA OPOSICIÓN INTERNA

La Guerra Civil rusa se inició después de que la tendencia bolchevique del entonces Partido Obrero Socialdemócrata Ruso (antecedente del Partido Comunista de la Unión Soviética) se hiciera con el control del gobierno ruso en octubre de 1917 (noviembre según el calendario gregoriano), durante la Revolución Rusa. Los bolcheviques, que habían elaborado un programa político basado en el socialismo científico (comunismo), tuvieron que hacer frente a la oposición de los partidos socialistas moderados (los revolucionarios socialistas y los mencheviques), así como a la ejercida por el grupo de los denominados blancos, formado por la elite comercial y de terratenientes de Rusia. Ante el temor de que la dictadura de los bolcheviques se afianzara en el poder, los socialistas moderados trataron de establecer un gobierno en el que participaran todos los partidos socialistas. Los blancos eran contrarios a la revolución socialista y deseaban un gobierno conservador. Las facciones izquierdistas de los partidos socialistas moderados, que preferían la victoria de los bolcheviques a la de los blancos, apoyaban a menudo a los primeros o permanecían neutrales. Dado que los principales oponentes de los bolcheviques carecían de una base ideológica común, sólo se unían en ocasiones excepcionales.

Después de la Revolución, la oposición armada a los bolcheviques aumentó rápidamente entre los generales del antiguo Ejército Imperial ruso (como Lavr G. Kornílov, Antón I. Denikin y Alexéi M. Kaledin), que formaron la primera fuerza militar blanca, denominada Ejército de Voluntarios. El general Kaledin, que era además el atamán de los cosacos del Don, fue quien impulsó la participación de varios grupos de cosacos en las fuerzas blancas.

Aunque los bolcheviques también contaban con tropas leales, como la Guardia Roja, muchos oficiales se unieron a las tropas blancas. El líder bolchevique Vladímir Lenin, reconociendo la necesidad de constituir unas nuevas fuerzas armadas, proclamó la formación del Ejército Rojo el 28 de enero de 1918. El teórico y dirigente revolucionario Liev Trotski desempeñó un importante papel en la organización de este cuerpo y fue uno de los primeros comisarios de guerra del nuevo gobierno.

La oposición política aumentó después de que los bolcheviques disolvieran la Asamblea Constituyente en enero de 1918 (esta cámara multipartidista había sido elegida democráticamente tras el triunfo de octubre para decidir qué tipo de gobierno debería establecerse en Rusia). Los socialistas moderados, excluidos de la nueva dirección, representaban el problema más grave al que se habían enfrentado los bolcheviques hasta entonces, puesto que habían elaborado un programa alternativo para el futuro político de Rusia que contaba con el apoyo popular.

A mediados de 1918 se produjeron los primeros enfrentamientos armados entre los grupos bolcheviques de las ciudades de la cuenca del Volga y la Legión Checa, formada por ex prisioneros de la I Guerra Mundial. Las tropas checas habían iniciado una larga marcha desde Siberia hasta el oeste de Rusia para combatir en el frente occidental, en donde se habían unido a los aliados y las potencias asociadas en la lucha contra Alemania. En junio, estas fuerzas ayudaron a los revolucionarios socialistas a establecer un gobierno antibolchevique en Samara, a orillas del Volga. La ciudad cayó ante las fuerzas del Ejército Rojo en el mes de noviembre.

En el verano de 1918, los bolcheviques habían iniciado lo que se denominó el Terror Rojo, una brutal campaña que se prolongó hasta 1921, cuyo objetivo era eliminar a sus oponentes políticos entre la población civil. También introdujeron una serie de reformas conocidas como comunismo de guerra para implantar un sistema económico socialista. Entre otras medidas, confiscaron el grano al campesinado para alimentar a los habitantes de las ciudades y al Ejército Rojo. El partido justificó la dureza de esta política alegando que era necesaria para obtener la victoria militar.


LA LUCHA CONTRA EL EJÉRCITO BLANCO

Los dirigentes blancos estaban decididos a expulsar a los bolcheviques del poder y se convirtieron en una amenaza para el régimen a partir de noviembre. Esta circunstancia coincidió con la derrota de Alemania y el final de la I Guerra Mundial. Poco después, el almirante Alexandr V. Kolchak fue nombrado jefe oficial de las fuerzas blancas.

La guerra entre el Ejército Rojo y el Ejército Blanco no tardó en desplegarse en cuatro frentes: en el sur de Rusia, el oeste de Siberia, el norte de Rusia y la región del Báltico. Las tropas blancas controlaban la mayor parte de Siberia, así como el frente meridional, donde estaba instalado su centro de operaciones. Grandes franjas del frente occidental, sobre todo en Ucrania, fueron conquistadas alternativamente por ambos bandos. A pesar de las derrotas esporádicas, los rojos se hicieron fuertes en las tierras del interior y mantuvieron su cuartel general en Moscú. Las fuerzas de la caballería, dirigidas por el mariscal Sinión M. Budionny, protagonizaron algunas de las principales victorias del Ejército Rojo.

El almirante Kolchak, cuyo cuartel general se hallaba en Siberia, fue el comandante en jefe del Ejército Blanco hasta que renunció a su cargo a principios de 1920 tras varias derrotas significativas. Entre otros comandantes de estas fuerzas, destacan el mencionado general Denikin, que operaba en el sur de Rusia, el general Nikolái Yudenich, destinado a la región del Báltico, y el general Yevgeueni Miller, establecido en el noroeste de Rusia.

Los blancos lanzaron el 4 de marzo de 1919 su ofensiva más ambiciosa, un ataque contra Moscú sobre tres flancos. A pesar de las victorias iniciales, todas las tropas blancas habían sido sobrepasadas en el mes de noviembre por el Ejército Rojo. Las fuerzas blancas derrotadas se reagruparon en la península de Crimea y el general Denikin fue reemplazado en el mando por el general Piotr N. Wrangel. En la primavera de 1920, los hombres de Wrangel marcharon sobre Ucrania y Transcaucasia (la región de Caucasia que comprende los actuales estados de Georgia, Armenia y Azerbaiyán), pero fueron repelidos y derrotados en noviembre por el Ejército Rojo. Wrangel y sus tropas abandonaron Rusia por mar desde la península de Crimea.

Los bolcheviques también tuvieron que hacer frente a una invasión polaca en la primavera de 1920. El Ejército Rojo tomó la iniciativa, pero ninguno de los dos bandos se alzó con la victoria. En el mes de octubre se firmó un armisticio auspiciado por las potencias europeas. El Tratado de Riga, firmado en marzo de 1921, puso fin oficialmente a la guerra entre Rusia y Polonia.


LA VICTORIA COMUNISTA

La derrota del Ejército Blanco y el fin de la guerra con Polonia permitieron al gobierno bolchevique ocuparse de recuperar los territorios perdidos en Asia central y otros lugares. Sin embargo, los campesinos rusos del oblast de Tambov y varios distritos más se rebelaron contra la política del gobierno, especialmente a causa de la requisa del grano, medida incluida en el comunismo de guerra. A mediados de 1921, el Ejército Rojo había sometido a casi todas las bandas de campesinos (conocidos como los Verdes) que habían surgido debido en parte a la hambruna que acabó con las vidas de las gentes del campo. En esta misma época, el Ejército Rojo invadió Transcaucasia, que volvió a quedar bajo control bolchevique. La intervención de Japón, que se había limitado a ocupar las regiones más orientales de Rusia, concluyó en 1922.

Los bolcheviques, que habían reclamado la mayor parte de los territorios del antiguo Imperio Ruso, fundaron la Unión de Repúblicas Socialistas Soviéticas (URSS) en 1922. Continuaron haciendo frente a la resistencia presentada en Asia central por los basmachi (bandas armadas de guerrilleros islámicos que luchaban en defensa del nacionalismo de lo que en la actualidad es Uzbekistán). Pero hacia 1923 el Ejército Rojo había restablecido nuevamente su poder en esa región. No obstante, el nuevo Estado soviético no abarcaba tantos territorios como el antiguo Imperio Ruso. Finlandia y los Países Bálticos (Estonia, Letonia y Lituania) habían alcanzado la independencia; varias zonas de Ucrania y Bielorrusia habían quedado en poder de Polonia en virtud del Tratado de Riga; y Rumania se había anexionado Besarabia (que en la actualidad corresponde a buena parte del territorio de Moldavia).

Los bolcheviques contaron con diversos elementos a su favor que propiciaron su victoria en la Guerra Civil. Durante la fase inicial del conflicto disfrutaron del apoyo de numerosos trabajadores y campesinos. Se hicieron fuertes en la zona central de Rusia, donde se concentraba la población, la industria y los suministros de grano. Los blancos, por su parte, estaban dispersos en las zonas periféricas de Rusia, donde las escasas comunicaciones dificultaban la creación de un frente unido. Asimismo, los bolcheviques tenían un proyecto para el futuro, mientras que los blancos carecían de un programa político convincente. Por último, la superioridad militar de los rojos con respecto a los blancos era aproximadamente de diez hombres frente a uno, aunque esta cifra no refleja el elevado número de deserciones en ambos bandos.

Las duras medidas como el comunismo de guerra y el control del partido sobre el suministro de alimentos contribuyeron a la victoria de los bolcheviques, pero también influyó su capacidad para movilizar a la población e integrarla en la nueva estructura de gobierno. Por ejemplo, el alistamiento en el Ejército Rojo representaba el ingreso inmediato en el partido. El hecho de que los oponentes de los bolcheviques no llegaran a superar sus diferencias también favoreció a la causa roja, al igual que la actitud vacilante de los aliados.


LA INTERVENCIÓN DE LAS POTENCIAS EXTRANJERAS

La intervención de los aliados en este conflicto comenzó de hecho con el envío de tropas para garantizar el suministro militar durante la I Guerra Mundial. Posteriormente, participaron en la Guerra Civil rusa porque consideraban a los bolcheviques como una fuerza hostil que alentaba la revolución socialista mundial y porque éstos se negaban a pagar las deudas contraídas por el gobierno imperial. Los aliados también estaban alarmados porque Rusia se había retirado del conflicto tras la firma de la Paz de Brest-Litovsk con los Imperios Centrales en marzo de 1918. Los bolcheviques se comprometieron a ceder varios territorios del antiguo Imperio Ruso (la región oriental de Polonia, los Estados Bálticos y Ucrania a Alemania, y Transcaucasia a Turquía); no obstante, los términos del tratado fueron revocados tras la derrota de Alemania.

Cuando concluyó la I Guerra Mundial, los aliados que habían vencido en la misma incrementaron su ayuda a las fuerzas blancas. Sin embargo, al poco tiempo encontraban cada vez más dificultades para justificar su intervención en Rusia debido a que sus respectivas poblaciones estaban hastiadas de la guerra. Las potencias vencedoras en el conflicto mundial, que carecían de un objetivo común, apoyaron con poco entusiasmo a las fuerzas contrarrevolucionarias blancas, que finalmente fueron derrotadas de forma definitiva en 1922.


LAS CONSECUENCIAS DE LA GUERRA

La Guerra Civil rusa causó grandes estragos, ruina económica, multitud de muertes debidas tanto a las operaciones militares como a las enfermedades, y la emigración de entre 1 y 2 millones de rusos de clase media y alta. Se estima que las víctimas de la guerra oscilaron entre los siete y ocho millones de personas, de las cuales más de cinco millones eran bajas civiles. Desde el estallido de la I Guerra Mundial hasta el fin de la Guerra Civil rusa, se calcula que perdieron la vida 16 millones de rusos, en su mayoría población civil.

La guerra provocó un marcado empeoramiento del nivel de vida entre la población rusa y destruyó gran parte de la infraestructura del país. La producción industrial cayó hasta un 20% menos del nivel alcanzado antes de 1914. Al disminuir la cantidad de tierra cultivada, se produjo una hambruna en 1921 y 1922, en la que perdieron la vida aproximadamente 5 o 6 millones de personas. El número de rusos que perecieron hubiera sido mucho mayor de no ser por la ayuda de los organismos internacionales, que establecieron comedores de beneficencia para alimentar aproximadamente a 22 millones de personas.

Los bolcheviques, ante la oposición de los campesinos y los trabajadores, sustituyeron el comunismo de guerra y otras medidas impopulares por la Nueva Política Económica (NEP) en marzo de 1921. Algunos estudiosos opinan que el fin del comunismo de guerra guarda relación con el final de la Guerra Civil. La NEP permitió a Rusia acercarse en la segunda mitad de la década de 1920 a los niveles de producción industrial y agrícola anteriores a la guerra.

Muchos historiadores consideran la Guerra Civil rusa como un periodo formativo que militarizó al partido bolchevique y perfiló la futura política comunista. Gran parte de los métodos practicados por el partido durante la Guerra Civil fueron aplicados por el dirigente soviético Iósiv Stalin a finales de la década de 1920, cuando lanzó un ambicioso y duro programa para industrializar la URSS y colectivizar la agricultura.

La Guerra de África fue el conflicto bélico que enfrentó a España con el sultanato de Marruecos entre 1859 y 1860.

Antecedentes
El Gobierno español pensó en un momento (1825) vender sus posesiones en Ceuta y Melilla, pero se abstuvo y llegó a un arreglo con los sultanes en la cuestión de límites (acuerdo de Tánger de 25 agosto 1844 y convenio de Larache de 6 mayo 1845).Desde 1840, las ciudades españolas de Ceuta y Melilla sufrían constantes incursiones por parte de grupos marroquíes. A ello se unía el acoso a las tropas destacadas en distintos puntos, sobre todo en 1844, 1845, 1848 y 1854. Las acciones eran inmediatamente contestadas por el ejército, pero al internarse en territorio marroquí los agresores, la situación volvía a repetirse de forma habitual. Cuando en agosto de 1859 se atacó a un destacamento español que custodiaba reparaciones en diversos fortines, Leopoldo O'Donnell, Presidente del Gobierno en aquél momento, exigió al sultán de Marruecos un castigo ejemplar para los agresores. Sin embargo, esto no sucedió.

Desarrollo
O'Donnell, hombre de gran prestigio militar, y justo en el momento en el que estaba en plena expansión su política de ampliación de las bases de apoyo al gobierno de la Unión Liberal, consciente también que desde la prensa se reclamaba con insistencia una acción decidida del ejecutivo, propuso al Congreso de los Diputados la declaración de guerra a Marruecos el 22 de octubre, tras recibir el beneplácito de los gobiernos francés e inglés, a pesar de las reticencias de este último por el control de la zona del estrecho de Gibraltar y que al final debilitarían la posición española al terminar el conflicto.

Las operaciones
La reacción popular fue unánime. La Cámara aprobó por unanimidad la declaración y todos los grupos políticos, incluso la mayoría de los miembros del Partido Democrático, apoyaron sin fisuras la intervención.

En Cataluña y el País Vasco se organizaron centros de reclutamiento de voluntarios para acudir al frente, donde se inscribieron muchos elementos carlistas, sobre todo procedentes de Navarra, en un proceso de efervescencia patriótica como no se había dado desde la Guerra de la Independencia.

El ejército expedicionario, que partió de Algeciras, estaba compuesto por treinta y seis mil hombres, sesenta y cinco piezas de artillería y cuarenta y un navíos entre buques de vapor, de vela y lanchas. O'Donnell se puso al frente y dividió las fuerzas en tres cuerpos de ejército en los que puso al frente a los generales Juan Zavala de la Puente, Antonio Ros de Olano y Ramón de Echagüe. El grupo de reserva estuvo bajo el mando del general Juan Prim y Prats. El almirante Segundo Díaz Herrero fue nombrado jefe de la flota.

Los objetivos fijados eran la toma de Tetuán y la ocupación del puerto de Tánger. El 17 de diciembre se desataron las hostilidades por la columna mandada por Zabala que ocupó la Sierra de Bullones (30/12/1859). Dos días después Echagüe conquistó el Palacio del Serrallo en la batalla de Castillejos (01/01/1860) donde se distinguió especialmente el General Juan Prim.

El 1 de enero de 1860, el general Prim avanzó en tromba hasta la desembocadura de Uad el Jelú con el apoyo al flanco del general Zabala y el de la flota que mantenía a las fuerzas enemigas alejadas de la costa. Las refriegas continuaron hasta el 31 de enero donde fue contenida una acción ofensiva marroquí, y O'Donnell comenzó la marcha hacia Tetuán, con el apoyo de los voluntarios catalanes. Recibía la cobertura del general Ros de Olano y de Prim en los flancos. La presión de la artillería española desbarató las filas marroquíes hasta el punto de que los restos de éste ejército tomaron refugio en Tetuán que cayó el día 4 de febrero.

El siguiente objetivo era Tánger. El ejército se vio reforzado por las unidades voluntarias vascas, con gran número de carlistas, que en unos diez mil desembarcaron durante el mes de febrero hasta completar una fuerza suficiente para la ofensiva del 11 de marzo. El 23 de marzo se produjo la batalla de Wad-Ras en la que venció el ejército español y forzó la petición de paz del Muley Abbas marroquí. Tras un periodo de armisticio de 32 días, se firmó la paz en Tetuán el 26 de abril se da fin a la guerra, sobre las bases preliminares establecidas el 25 de marzo, que ratifican el convenio de 24 agosto 1859, según el cual se aumenta la zona de dominio español en el campo de Melilla. También consigue España ampliar la zona de soberanía en Ceuta y se ocupa la plaza de Tetuán y el puerto de Tánger hasta la indemnización por Marruecos de 100 millones de pesetas. Por el tratado de Madrid (30 octubre 1861) se acuerda que las tropas españolas abandonen Tánger y Tetuán por las presiones inglesas, una vez que el Gobierno marroquí hubiera pagado la mitad de la indemnización de guerra estipulada, lo cual se efectúa el 2 agosto 1862.

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